Río Vidal se movió en la cama cuando sintió como los rayos del sol le pegaban de golpe en la cara. Estuvo a punto de maldecir cuando estiró el brazo y sintió la calidez del cuerpo de Agatha a su lado. Era la primera en despertar y discretamente alzó los brazos victoriosa.
―¡Si! .- Susurró consciente de que: No sólo había tenido un grandioso sexo sino que se había reconciliado con la mujer que amaba. Levantó las cejas complacida del pequeño espectáculo que Agatha le estaba regalando ahora mismo.
El pecho de la bruja tan firme y suave se mostraba al natural. El repentino ruido de unas llaves y el retumbar de unos pasos puso nerviosa a la mismísima muerte.
―Agatha cúbrete Nicholas se acerca.
―Sabes, mis pechos no son algo que mi hijo no conozca. Lo amamanté hasta las 4 años.
Río notó su propia desnudez y se ruborizó.
―¿Y si entra? ¿Y nos ve y queda traumado de por vida? . – Susurró alarmada. -Por un momento había olvidado que Nicholas ya era mayor.
―Dejé una corbata vieja en la el manija de la puerta. Sabe lo que significa. No entrará
Nicholas se quedó en la cocina preparando algo rico de desayunar para todos. Revolvía un par de huevos y harina de Hot cakes en un bol.
El aroma de los hot cakes recién hechos llenaba la cocina de Agatha Harkness. La mesa estaba decorada con flores silvestres y los cubiertos estaban debidamente colocados.
―Vamos chicas sé que tienen hambre. ¡Vengan a desayunar! . – Dijo el joven adulto de 19 años.
Río Vidal, con su habitual porte y seriedad, se sentó frente a Agatha. Llevaba una bata negra de seda que le llegaba hasta las rodillas y el cabello recogido en un chongo. Sonrió al ver la mesa tan decorada
―¿Listas para empezar la mañana con el pie derecho ? —preguntó Nicholas, vertiendo leche en dos vasos.
―Siempre —respondió Río, su voz profunda y suave
Agatha asintió, sus ojos chispeantes reflejaban la emoción de ver a su hijo de nuevo. Nicholas siempre había sido un maravilloso hijo y ahora ella lo notaba y apreciaba.
―¿Cómo te fue en tu pijamada? —dijo Agatha, sirviendo un hot cake en el plato de su hijo, para después servir a Rio.
―De maravilla jugamos videojuegos hasta cansarnos.
―Espero que la pasaran bien. – Dijo amablemente. Lo que provocó que Río comenzará a ahogarse con un bocado de su comida.
―Bueno iré a mi habitación a dormir un poco, disfruten. – Dijo apagando la estufa y dejando el pequeño delantal que se había puesto en su sitio. ―Me alegra que mamá tenga a alguien con quien compartir.
Agatha acarició los nudillos de Río sobre la mesa. Río sintió confort y alivio.
Agatha no sabía que palabras decir. Generalmente tenía muchas ideas y comentarios, pero ahora no quería arruinar el momento con Rio.
El amor a veces tiene rachas confusas y difíciles como cuando Río debió escoltar el alma de Nicholas hasta el otro lado. Aun sentia un nudo en la garganta y un poco de pesar por las noches cuando recordaba aquello.
―Lamento haberte herido aquella vez. Yo no controlo la vida de todos. Hay finales prematuros a los que debo dar seguimiento.
―Hoy sé que estaba cegada por el poder. Nunca cambiaría lo que tenemos ahora por más magia. La muerte es un destino del que no se puede escapar dos veces. -Dijo Agatha
Río apartó la mano preocupada. Eso era verdad Nicholas ya no tendría una vida extra y Agatha tampoco. Eran simples mortales, sólo tenían una vida.
―Sé lo que piensas Río. Antes de que intentes huir quiero recordarte que ambos tenemos magia.
―¿Y si te hago daño de nuevo?. Esa es mi mayor preocupación Agatha. Cada vez que me acerco, siento que podría arrastrarte a un abismo del que no podrías regresar.
―No soy tan frágil, Río. Pero entiendo tu miedo. A veces, me asusta también el poder que tienes. Pero lo que siento por ti es más fuerte que el temor.
―Agatha. A veces me asusta la idea de estar tan cerca de ti. Soy la muerte, y aunque no es mi intención, podría herirte.Tu luz brilla con tanta intensidad que me hace cuestionar si merezco estar cerca de ti. Soy la muerte, y tú, la vida. Somos el lado opuesto de la otra.
―Precisamente por eso debemos estar juntas. La vida y la muerte son dos caras de la misma moneda. Sin una, la otra no tiene sentido. Acarició su mejilla, obligándola a mirarla.
―Te mereces un amor que no tenga sombras. -Dijo Río mirándola. Estaba a punto de marcharse y dejar todo.
―Mi amor por ti no se ve limitado por la luz o la sombra. Es un amor completo. – Susurró.
―Si te marchas ahora sabré que solo querías divertirteRío analizó sus palabras
―Sabes que no puedo alejarme de ti porque te amo. -Susurró mirándola a los ojos.
No podía mentirle a esa bella mirada azul que te trasportaba al inmenso cielo en calma con un vistazo.
―Entonces no lo hagas Vidal. Es así de simple.
Río sentía que pronto daría un paso en falso, pero se sentía genial estar sobre las nubes.
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Reinicio
FanfictionAgatha Harkness y Rio Vidal superan el sendero de las brujas y tienen un reinicio agradable. ¡Las segundas oportunidades existen!