Los consejos amorosos de Río habían dado los frutos equivocados. Elena se había metido en problemas al arrojar a un compañero a la piscina durante el receso. Ahora Río y Agatha estaban en la oficina de la directora esperando el regaño.
Pasaron un par de minutos y una mujer rubia de no más 30 se sentó en las sillas junto a ellas. La mirada de Río se desvió un poco y casi se sintió cegada por aquella hermosa sonrisa de la mujer. Sin darse cuenta tragó saliva.―Mi esposo y yo nos estamos divorciando así que no vendrá a la reunión.
La directora asintió.
Y Río trató de calmar su nerviosismo por el bien de su matrimonio.―Rebecca… Río, Agatha estamos aquí porque Elena empujó a Brandon a la piscina. No sería tan grave si el pequeño supiera nadar, pero temo que el chiquillo se hundió enseguida y tragó agua.
―Si. Estoy segura de que fue un accidente. Elena no es agresiva en casa. Es una buena niña. – Defendió Agatha.
―Si. Sobre eso, la psicóloga habló con ella y bueno nos dimos cuenta de que alguien le dio un mal consejo. Al parecer tiene un pequeño enamoramiento con Brandon y entendió mal eso de llamar su atención.
Río tragó saliva.
Sintió la mirada asesina de Agatha.―Sé que criar niños es duro chicas. – Habló Rebecca. ― Solo díganle a su hija que no lastime más a mi hijo. No hay porque romper su corazón. – Dijo Rebecca comprensiva y tomó la mano de Río en señal de apoyo. Río sintió que sus mejillas se ponían rojas y notó la mirada molesta de Agatha de reojo.
―Me alegra que seas tan comprensiva. – Dijo Agatha remarcando las palabras. Y Río se soltó de Rebecca.
―Me parece perfecto que estén de acuerdo y en vista de que no fue algo con mala intención, sólo estará suspendida 2 dias, pero aclaren eso de no lastimar, mamitas. – Concluyó la directora.
Agatha caminaba por el pasillo de los casilleros bastante enojada. Ya no por su hija sino por las acciones de Rebecca.
―Mami ¿estas molesta conmigo? -Preguntó Elena tratando de seguirle el paso. Río cargaba la mochila de su hija, se había mantenido en silencio todo el tiempo.
―No mi niña. -Agatha abrió la puerta del auto y le abrochó el cinturón a su hija. Río se subió al lugar del copiloto y por primera vez en mucho tiempo Agatha manejó.
Llegaron a casa y en un momento de intimidad con el domo anti ruido discutieron―No puedo creer que una rubia falsa sea suficiente para ignorarme en aquella habitación.
―No te ignoré.
―Te vi mirándola Río y sosteniendo su mano.
-Agatha estaba furiosa.―Es solo una mamá como cualquier otra. A veces las mamás platican entre ellas y se dan apoyo.
Agatha cruzó los brazos molesta
―Y bueno, también soy atractiva no esperes que no me noten. – Dijo Río arrogante.―No. Nadie te puede notar porque eres mia. Eso dice mi anillo. – Le mostró el dedo con su anillo de compromiso. Había pasado del enojo a las ganas en un segundo y no se detendría hasta que Río admitiera que era solo suya.
Río sonrió maliciosa, generalmente cedía fácil, pero ahora la haría esforzarse un poco.
―Admite que eres mia, mi cielo. – La voz de Agatha era sensual y profunda. Las piernas de Río temblaron un poco.
Agatha se acercó a ella, acorralandola, dejó caer el peso de su cuerpo sobre Río
―Di que eres solo mía y esto acabará pronto. – Susurró frente a sus labios, estaba a punto de besarla, pero Río apartó el rostro.
No estaba molesta, simplemente no le daría la satisfacción tan fácil.El pequeño Iker despertó de sus siesta y Río salió a atenderlo, dejando a Agatha sola.
Agatha dio un suspiro ya encontraría la manera de hacerla decir eso. El día terminó pronto y Agatha se preparó pasa seducir a su esposa. Había colocado, velas música y traía un pequeño camisón de seda para persuadirla un poco.
Río se metió rápido a las cobijas ignorando a Agatha
―Vamos, mi cielo…-Agatha se acercó besando su espalda. Río dormía en ropa interior porque por esas fechas hacía mucho calor.
―Quiero jugar contigo. – Susurró en su oido.
― Traje crema batida y fresas para que te diviertasRío lo pensó un segundo. Eso sonaba de maravilla. Se dio la vuelta y esperó a que Agatha le diera una fresa con crema batida.
Comió despacio aguantando las ganas de abalanzarse sobre ella.Agatha la miraba, había un pequeño destello travieso en sus ojos azules, esparció pequeños besos sobre sus labios, probando la crema batida directo de la boca de Río
―¿Te he dicho que eres la mujer más hermosa del mundo?. – Preguntó antes de besarla con intensidad. Río comenzó a gemir bajo sus labios. ―Tu piel es muy bonita también. – La acarició sobre el sostén y lo quitó facilmente. Después le colocó crema batida en los pechos a Río y comenzó a quitarla con su lengua.
A Río le gustaba ser atendida por su esposa. Tenía una pequeña sonrisa de satisfacción en la cara .
Soltaba pequeños y bajos gemidos sin decir lo que Agatha quería escuchar.
Agatha llevó sus manos a la intimidad de Río.―Sé que eres completamente mía aunque no lo digas. – El cuerpo de Río la delataba. Estaba demasiado mojada. Agatha metió dos dedos en Río. La pelinegra soltó una maldición
Agatha movió sus dedos penetrando, rápido y profundo.―¡Ahh! -Exclamó Río y Agatha siguió con su trabajo manual. Río estaba por llegar al primer orgasmo de la noche y miró a Agatha a los ojos.
En sus miradas había una mezcla de deseo, entrega y lujuria. Allí frente al calor de las velas consumaron su amor. Río no admitió esa noche que era de Agatha, pero tal vez en alguna futura lo haría y eso era suficiente para nuestra bruja púrpura.
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Reinicio
FanfictionAgatha Harkness y Rio Vidal superan el sendero de las brujas y tienen un reinicio agradable. ¡Las segundas oportunidades existen!