Reinicio

T2: El cuervo.

La pequeña Elena caminaba por los pasillos de su nueva escuela. Apenas llevaba dos meses en su nueva escuela, pero ya la sentía como su segundo hogar. Se había movido del jardín porque las aves no paraban de perseguirla. Una en concreto parecía liderar a todas y analizarla detenidamente con su mirada.Era un ave negra, oscura como la noche... Un cuervo que la perseguía constantemente a lo largo del día.

No le había mencionado nada de eso a sus madres porque sabía que tenían un problema con aquella ave en particular. Madre Agatha las repudiaba y mamá Río decía que eran aves salvajes y de cuidado.

Cuando vio que el auto de Agatha aparcó en la entrada de la escuela Elena se sintió aliviada. Así al menos, el ave se limitaría a volar en su territorio

Agatha notó aquella inusual presencia. Esa ave tenía la misma marca en la pata que una de las 7 de Salen y estaba herida en el pico de la misma forma que describió Lilia cuando contó el detalle de sus muertes. Sintió escalofríos y miedo porque ahora tenía mucho que perder.

Sacó su teléfono tratando de capturar la imagen de aquella ave, pero esta se había ido volando lo más rápido que pudo. Complicando la obtención de las pruebas

"Río... Creo que no fuimos las únicas sobrevivientes al sendero". -Escribió Agatha presa del miedo en un mensaje

"Lo sé, corazón... Lilia, Alice... Teen y Jen están con nosotros en el plano terrenal"

"Me refiero a una de las 7...Ha estado rondando a Elena un tiempo. "-Escribió rápido mientras veía a su hija despedirse de su pequeño grupo de amigos. La niña llegó hasta el auto y notó que la cara animada de Agatha estaba diferente

―Tierra llamando a mamá... -Elena agitó su mano frente a Agatha

―Mi vida, sube al auto. - Pidió con una dulce voz. Mientras ponía la mochila en el asiento del copiloto

―Mamá no me digas que aquel miedo irracional a las aves te puso de esa forma porque es ridiculo.

―Tú le temes a la oscuridad y no digo que sea ridículo que duermas con la luz encendida. -Dijo mirandola por el retrovisor.

―Bueno, lo siento.Pensé que esas aves solo estaban en los cementerios, pero supongo que en una escuela de brujas deben ser comunes. - Expresó la pequeña. ―Estoy segura de que ese cuervo tiene algun dueño porque hace trucos y come galletas.

Agatha dió un frenon en medio de la carretera que hizo que su hija se aferrara a los asientos traseros del auto.

―¿Hace cuánto tiempo apareció ese cuervo?. -Gritó molesta

―Desde que estoy en la escuela. Lo vi el primer día. -Agatha volvió a arrancar el auto, iba rápido y no respetaba las señales de tránsito.

Río que estaba en el jardín la notó bajando de prisa del vehículo familiar.

Agatha le dió un beso rápido en la mejilla a modo de saludo. Y Dejó que Elena entrara a casa con sus cosas.

―Agatha respira... -Dijo Río tomándola del brazo. ―Ellas vendrán a cenar. Hablaremos de esto. -Explicó

―Tu eres la muerte... ¿Cómo es posible que este viva?

―Bueno ese día tenía que recoger muchos cuerpos... Y puede que se me pasara alguno. -Expresó con culpa en la voz. ―No pensé que se volviera un problema, nunca fui por su alma

―Reclámala ahora mismo

―Lo sabe, amor. Si intenta vengarse iré por ella.

―¿Te enredaste con esa loca?, ¿no es así? . Tu no das segundas oportunidades, Vidal. -Agatha pasó del miedo a la furia. ―No te gusta alterar el equilibrio entre la vida y la muerte

―Bueno estábamos en un tiempo fuera. Seguías molesta conmigo no sabía si volveríamos.

―Tu amante loca esta acosando a mi bebé. -Expresó Agatha con furia.
Río le dedicó una mirada triste
―Y no, no dormirás conmigo esta noche

Río hizo un puchero.

―Pero me duele el cuerpo en el sillón y en el suelo siempre me pisas. - Habló Río con voz infantil.
Agatha la miró furica
―Fue hace muchos años atrás. Mi amor. Yo solo tengo ojos para ti.

Agatha volteó los ojos y suspiró

―Bueno, para que sientas un poco lo que siento. En la cena de Navidad pasada con Nicky y Teen, Wanda me besó bajo el muérdago cuando estabas en el baño.

―Lo sabía... Sabía que Wanda intentaba algo. - Apretó el pueño molesta.―Aun así, le agradezco ese buen sexo que tuvimos después. Debiste sentirte tan culpable mi amor. No me molesta que otros te besen mientras solo yo te haga gritar mi nombre. - Susurró en su oido y luego mordió su labio inferior, su respiración estaba agitada.

La prendía mucho verla enojada y celosa. Le gustaba aquel carácter dominante.
―Si me dejas dormir contigo esta noche.Te prometo que no sólo verás las estrellas sino que llegaras a ellas. -Explicó Río mientras llevaba la mano a la cintura de Agatha

Agatha sintió como sus mejillas se sonrojaban

―¡No!... ¡Tú estás castigada! . Nada de contacto físico hasta que arregles esto. -Le dio un pequeño golpe en la mano y subió a su habitación.

Río suspiró y se llevó las manos a la cara. Esta semana sería dura.

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