JESURYL

OMINOUS (2)

V

Enero fue un mes completamente blanco.

El frío se instauró como una segunda capa sobre el ambiente, del mismo modo que el vapor cubre el baño durante una ducha de agua caliente. Nieva todo enero y gran parte de febrero, sin embargo, para finales de aquél mes, el clima comenzó a dar días de respiro para poder salir sin que cayeran cruentas nevadas. Fue alguno de aquellos días, durante la tarde, en que Paul y Daryl volvieron del comer afuera, en algún restaurante cercano, quizá hartos de cocinar como hacían los simples mortales, cuando, apenas entrar en la privada, el demonio frenó sus pasos movido por aquél instinto suyo de estar al asecho, mirando alrededor y poniendo una mano contra Jesús para que no fuera a separarse. Y Jesús, que antes que nada era un rastreador, buscó con ese sexto sentido suyo lo que iba mal, mirando de soslayo la carriola donde viajaba Ellie.

—Pero qué preciosa muñeca —dijo de pronto la voz de una anciana.

—Rovia —dijo el pelinegro bajando la voz.

El ángel cogió a la bebé de su carriola y la abrazó entre sus brazos en el mismo instante en que notaron a una mujer muy anciana de pie a las afueras del terreno baldío. La vieja, que debía tener ochenta y muchos años, de muy largos cabellos blancos enmarañados y vestida con un ropón grueso y oscuro, miró a la pareja con una sonrisa desdentada y pequeños ojos castaños de rata. Jesús dio un paso al frente con su amada daga apareciendo para danzar entre sus dedos libres, sin embargo, Daryl lo detuvo negando con la cabeza y le hizo un gesto para siguiera caminando hasta la casa, así que allá fueron.

Podían matarla, sí, pero quedaría el rastro y aquella cosa con forma femenina ni siquiera comprendía delante de quiénes estaba y que la bebé a la que deseaba chupar el alma no era un bebé común y corriente... Delatarse por un ser así no valía la pena.

—Se ve deliciosa —escucharon que decía la bruja. Acto seguido, la criatura echó a caminar hacia ellos. Y aunque rengueaba y llevaba la espalda tan jorobada que parecía sólo poder mirar el suelo, su andar de pasos pequeños era tan rápido que daba la impresión de que corría tras de ellos. El moreno abrió la puerta y empujó adentro al castaño con la niña y entró él mismo sólo diez segundos después de que ellos entraran.

Cerró la puerta, puso el pestillo y se alejó un par de pasos en el preciso momento en que la bruja se estampó contra la entrada golpeando la puerta exigiendo que le abrieran.

Su bebé olía delicioso, decía la bruja.

—Voy a chuparle hasta el tuétano de los huesos.

La carcajada que soltó entonces fue tan estridente que Ellie despertó sobresaltada y comenzó a llorar del puro susto y su llanto, apetecible para la bruja, reanimó a la criatura que, rompiendo los vitrales, dejó escurrir adentro una larga y deforme mano cual rama de nudosa de árbol, estirándose para alcanzar a la niña... Paul retrocedió hasta la siguiente sala, apartándose de las ventanas por donde la bruja, ahora deformada mostrando su verdadera forma retorcida, asomó la cabeza con desquiciada sonrisa.

La mano dentro de la casa se estiró aún más, sólo un segundo antes de que sus dedos de liana consiguieran un pequeño y regordete pie, pero entonces, en un solo parpadeo, la daga en la mano de Jesús cercenó la mano de la bruja y una flecha oscura y ardiente atravesó el cristal de la sala rompiéndolo en mil pedazos y clavándose en la cabeza de la bruja, la cual emitió un chillido horrendo un momento antes de desplomarse. Su cuerpo de cuero como madera seca, se anudó incluso más hasta quedarse convertido en lo que parecía el cadáver de algún animal disecado, aunque aún se retorcía mientras la flecha negra le iba incinerando.

Daryl salió de la casa por la ventana rota y, usando sus pesadas botas, aplastó a aquél ser sin piedad alguna.

"No te atrevas a ponerle una sola mano encima, maldita bruja". Si no estaban dejando que mataran a Ellie ni ángeles ni demonios, cuánto menos lo permitirían de una bruja de mala facha; escupió al cadáver y respiró con fastidio.