GARABATOS

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1. LIL'BABY BOY

Rovia se arrastró fuera de la cama con cierto problema.

El frío tenía ese efecto de no permitirle despertar nunca de la manera correcta. Con todo, apenas salir de entre las cobijas, el frío tuvo el efecto contrario y le recordó casi de golpe que estaba vivo y que el invierno estaba a la puerta de la esquina. Que según el nuevo calendario de Enid, aquél día debían estar en doce de diciembre. Alejandría se estaba preparando para las fiestas y el cielo pálido y helado advertía a la gente de una próxima tormenta.

Jesús se vistió con una segunda capa de ropa y se preguntó a sí mismo si llovería, nevaría o caería aguanieve. Estaba casi seguro de que en aquellos momentos el clima ya estaba en siete grados.

No bien salió del dormitorio en la habitación para invitados de la mansión Grimes, escuchó el llanto de Andy mientras Carl lo intentaba calmar y Judith se preparaba para hacerle segunda al bebé.

Suspiró un poco con cierta pesadumbre y fue donde los niños, apenas abrió la puerta, Andy lo miró bañado en mocos y lágrimas y estiró sus manos hacia él llamándolo con un poderoso grito de "¡Mamá!"

Carl trató de calmar al bebé y explicarle cosas, pero Paul lo calmó con un gesto, aceptó en brazos al pequeño y le dijo al adolescente que volviera a dormir con su hermana, él se encargaba de Andy, y mientras el niño se prendía de él a su cuello, Rovia lo meció un poco y bajaron a la sala vacía donde lo arrulló torpemente hasta que consiguió que dejara de llorar. Había vuelto a tener pesadillas, pero ¿quién podía culparlo? Dos días atrás, apenas, cierto pelinegro y él habían estado en un viaje de recolección para llevar cosas a las comunidades y prepararse para el invierno. Llevaban una semana fuera y el camión que conducían seguía casi vacío, sin demasiada suerte por el momento, pero en mitad de la carretera Daryl vislumbró una especie de aldea abandonada donde quedaban unas pocas casas amontonadas entre sí, así que se desviaron y fueron allá sólo por si acaso.

Revisaron las primeras casas y encontraron tantas cosas que Rovia estuvo a punto de felicitar a Daryl por su gran instinto de supervivencia, pero entonces, mientras sacaban cosas de una de las casas para subirlas a la camioneta, de pronto y de la nada, aquella pequeña criatura había salido de entre un cúmulo de basura en el espacio de dos casas y se abalanzó a la pierna de Paul aferrándolo con fuerza y llamándolo MAMÁ con lo que le quedaba de vida.

Andy, como decidieron llamarlo sólo por ponerle un nombre genérico, tenía un año y estaba tan flaco que daba miedo verlo y el castaño temió lastimarlo al levantarlo.

El bebé se había aferrado a su cuello y continuó llamándolo mamá mientras intentaba llorar, pero se lo miraba demasiado débil y seco como para tener lágrimas. Tenía moretones en su diminuto cuerpo, raspaduras y la piel se le pegaba al hueso.

El pequeño no tenía ropa encima y el pañal que llevaba puesto estaba demasiado sucio, aunque sin haber comido sino basura desde hacía Dios sabía cuánto tiempo, era probable que ya tampoco hubiera seguido orinando o defecando.

Paul tuvo que usar su bandana para soportar la peste del niño.

Cuando Dixon salió de la casa con la última carga a cuestas, se sorprendió al ver al bebé y miró en rededor como buscando los vestigios de los padres, rondaron el sitio completo por si encontraban a alguien, pero no hubo suerte.

De hecho, lo único que encontraron fue una veintena o algo así de Caminantes que se abalanzaron sobre de ellos, puso histérico al bebé y con Paul incapaz de defenderse por tener al niño a cuestas, el moreno los puso a salvo metiéndolos en un viejo carro abandonado y él se quedó afuera deshaciéndose de los muertos.

JESURYLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora