OLD RUST BOY

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GUETTO BOY

Paul tosió una risa y luego fingió ahogarse para no carcajearse. El pelinegro, de pie a su lado fumando su último cigarro, lo fulminó con la mirada. No sabía qué le encontraba de divertido a todo el asunto, masculló escupiendo el humo sobre la cara de Paul, consiguiendo que se ahogara en realidad.

—No es divertido —dijo Paul cuando consiguió volver a respirar—. Estás celoso.

—¿Celoso de qué? —bramó con su clásico mal talante. Era la tibia mañana de un día cualquiera a mediados de octubre, el Dunna Daddy todavía estaba siendo limpiado y arreglado por el resto de los muchachos cuyo único trabajo era mantenerlo limpio y en buen estado.

Rovia lo miró con enormes ojos que no pudieron esconder su diversión.

—De que tu hermano tiene novia y tú no.

El pelinegro pareció sacudido por sus palabras y miró al muchacho a su lado como si le hubiera salido una segunda cabeza, luego simplemente soltó—: ¿Qué mierda? Yo no... a mí no...

Rovia le dirigió esa mirada, esperando, acaso deseoso de escucharle terminar aquella frase, porque él siempre parecía estar intentando empujarlo a decirlo en voz alta. ¿Daryl no qué?

—Bibiana está embarazada —casi ladró, en cambio—, el estúpido de Merle me lo dijo anoche—, y esta vez fue Rovia quien se sorprendió, si bien la idea de que Merle tuviera una novia le sorprendía apenas menos que el hecho de pensar que una chica se hubiera fijado en el viejo Merle como para hacerlo formal, que estuviera embarazada era otro nivel.

Aunque tenía sentido, reflexionó, porque probablemente por eso habían formalizado, debieron tener una noche de alcohol y sexo y lo que pretendieron dejar hasta allí, terminó con ella embarazada.

—Bibiana se lo dijo hace casi cuatro días —confirmó Daryl la sospecha de Rovia, tres días atrás había sido cuando Merle anunció a Daryl que tenía una chica, formal y todo, y dos días atrás, la tal Bibiana apareció en la casa donde vivían los hermanos Dixon para conocer al menor y que el moreno la conociera a ella.

—¿Dijo cuánto tiene?

El mayor asintió. Dos meses. La chica era muy regular y que no le hubiera bajado el primer mes la puso en alerta, así que esperó algún tiempo más y cuando el segundo mes tampoco sucedió, se hizo la prueba y salió positivo.

Por supuesto, ella buscó a Merle y Merle, por muy imbécil que fuera, decidió que podía hacerse cargo porque, de hecho, no importaba lo mal que lo hiciera, siempre lo haría mucho mejor que Al... El moreno podía estar de acuerdo con su hermano en ese sentido, pero "mejor que Al" todavía no convertía a Merle en una buena opción de padre.

Paul finalmente perdió la sonrisa y se cruzó de brazos.

No que los Dixon fueran malos muchachos, bueno, Merle sí, pero no era la peor escoria racista y machista y misógina del mundo, aunque lo era, para peor, se drogaba, bebía, se juntaba con gamberros violentos, vendía droga alternándola con un falso trabajo en que pintaba casas...

Lo peor era, pensó casi con pesar, que los hermanos Dixon vivían en un gueto, la zona marginada de Atlanta, el sitio donde vivían los delincuentes, se vendía la droga, se acuchillaban entre sí para saldar las cuentas y cualquier vecino tenía pistola, Paul le había ofrecido varias veces al moreno que se saliera de ahí y se viniera a vivir con él.

El castaño había sido liberado del sistema el primero de enero de ese mismo año, hacía más de medio año atrás, con alrededor de quinientos dólares que usó para rentar un pequeño piso sobre la calle St. Andrew, a menos de cuarenta y cinco minutos del Dunna Daddy. Su departamento sólo tenía un dormitorio, pero podían comprar literas, o bien, si pagaban juntos el piso podrían mudarse a un sitio un poco más grande, acaso uno donde el dormitorio tuviera espacio para dos camas o quizá hasta uno con dos habitaciones.

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⏰ Última actualización: Mar 01 ⏰

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