Capitulo 34: Las dos caras de Quirrell

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Era Quirrell.
—¡Usted! —exclamó .
Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.
—Yo —dijo con calma— me preguntaba si me iba a encontrar contigo aquí, .
—Pero yo pensé... Snape...
—¿Severus? —Quirrell rió, no fue con su habitual sonido tembloroso
entrecortado, sino con una risa fría aguda—. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no?
Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién
iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?
Harry no podía aceptarlo. Aquello no podía ser verdad, no podía ser.
—¡Pero Snape trató de matarme!
—No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, señorita Granger, accidentalmente
me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch.
rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más te habría hecho
caer de esa escoba. ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando
un contramaleficio, tratando de salvarte.
—¿Snape trataba de salvarme a mí?
—Por supuesto —dijo fríamente Quirrell—. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en
el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra
vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con
Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir
que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... qué pérdida de tiempo cuando,
después de todo eso, voy a matarte esta noche.
Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire se enroscaron en el
cuerpo de , sujetándolo con fuerza.
—Eres demasiado molesto para vivir, . Deslizándote por el colegio, como en
Halloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba Piedra.
—¿Usted fue el que dejó entrar al trol?
—Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No viste lo que le hice al
que estaba en otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo
por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso
para ganarme de mano, no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que ese
perro de tres cabezas no mordió pierna de Snape de manera en que debería haberlo
hecho... Bueno, de todos modos vas a morir...

-¡Como que yo se lo voy a dejar tan facil!-Abby no había sido capaz de articular palabra durante la confesión, pero ahora sus ojos de nuevo castaños centelleaban furiosos, y sus manos sostenían una gran bola de fuego en cada una.

Quirrel la miró con una ceja levantada un momento.

-Valla, señorita Jones. No esperaba esto de usted...

-Pues esta seguro que tampoco te la esperabas-le lanzó ambas bolas, y este solo sonrió y dirigió hacia ellas su varita.

-¡Opositus!-las llamas se convirtieron en bloques de hielo que la pegaron a la pared.
Hizo una pausa:
—Ahora, espera tranquilo, . Necesito examinar este interesante espejo.
De pronto, vio lo que estaba detrás de Quirrell. Era el espejo de Oesed.
—Este espejo es llave para poder encontrar —murmuró Quirrell, dando
golpecitos alrededor del marco—. Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así...
pero él está en Londres... Cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos.
Lo único que se le ocurrió a fue tratar de que Quirrell siguiera hablando
dejara de concentrarse en el espejo.
—Lo vi a usted a Snape en el bosque... —dijo de golpe.
—Sí —dijo Quirrell, sin darle importancia, paseando alrededor del espejo para ver
la parte posterior—. Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había
llegado. Siempre había sospechado de mí. Trató de asustarme... Como si pudiera,
cuando yo tengo a lord Voldemort de mi lado...
Quirrell salió de detrás del espejo se miró en él con enfado.
—Veo Piedra... se presento a mi maestro... pero ¿dónde está?
Harry luchó con las sogas qué lo ataban, pero no se aflojaron. Tenía que evitar que
Quirrell centrara toda su atención en el espejo. Se escuchaba a la chica devatirse contra el hielo.
—Pero Snape siempre pareció odiarme mucho.
—Oh, sí—dijo Quirrell, con aire casual— claro que sí. Estaba en Hogwarts con tu
padre, ¿no lo sabías? Se detestaban. Pero nunca quiso que estuvieras muerto.

la hermana de harry potter y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora