Capitulo 3: En el callejón Diagon

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Después del metro, bajaron a la calle de Londres.

-Un caldero, una varita,... además los alumnos pueden llevar una rana, una rata, un gato o una lechuza si lo desean-leyó Harry.

-¿Todo eso lo vamos a encontrar en Londres?-preguntó Abby emocionada.

-Solo si sabes donde hacerlo-Hagrid les guiñó un ojo, y se dirigieron a un bar que casi quedaba oculto, tenían la sensación de que los "muggles" o sin poderes, no podían verlo, el local se llamaba "El caldero chorreante" y dentro habían algunas personas con túnicas, que rodearon a Harry y empezaron a hablar con el, Abby se quedó apartada, mirando el bar oscuro.

-Bueno, debemos irnos-dijo Hagrid después de un rato-tenemos cosas que comprar.

Entre los presentes, conocieron a uno de los profesores de su nuevo colegio, Quirrel, que estaba siempre temblando y tartamudeando, y llevaba un turbante en la cabeza, Abby se presentó como Abby Jones, y sonrió a Hagrid al hacerlo, y el le guiñó un ojo, al salir, Hagrid sacó su paraguas rosado y le dio a una piedra, entonces se abrió una puerta lo suficientemente grande como para que todos pasasen.

Era un lugar maravilloso, lleno de locales y entraron en Gringotts, el banco de los magos.

-Hay que estar loco para robar aquí-nos explicó Hagrid al entrar-está todo protegido por hechizos de los duendes y demás, además, tardarías siglos en salir de allí.

En el mostrador, un duende les atendió.

-Oye Hagrid-le susurró Harry-que no tenemos ninguna cuenta bancaria.

-¿De verdad creíais que Lily y James no os iban a dejar nada?-preguntó el, entonces se volvió al duende-Buenos días, queremos ir a la bóveda de los Potter.

- ¿Tiene usted la llave?

- Creo que la tenía por aquí - y se vació el contenido de los bolsillos sobre el libro de contabilidad del duende - si aquí esta - dijo mostrando una pequeña llave dorada.

-Todo en orden, llamaré a alguien que les lleve.

-Y también vengo a por cierta cosa de la cámara setecientos trece-Hagrid susurró lo más bajo que pudo, pero Abby y Harry lo escucharon, sacó una carta y se la entregó al duende-es de Dumbledore.

-Griphook-llamó el duende, después de leer la carta-acompañe a los caballeros y a la señorita a la bóveda de Harry Potter y a la setecientos trece.

-Por aquí, por favor-dijo Griphook dirigiéndose a una de las puertas.

Siguieron al duende, detrás de la puerta había un túnel de piedra iluminado con antorchas y una vía de tren, el duende silbó y un carrito llegó al instante, después de subir, este partió a toda velocidad a través del laberinto hasta detenerse en una cámara.

Hagrid y los hermanos se bajaron, el primero parecía mareado, pero Harry y Abby reían divertidos, al entrar, se callaron: Allí habían montañas y montañas de monedas de oro, plata y bronce, Hagrid cogió dos montones grandes y los repartió a dos bolsas de cuero, que entregó a cada uno de ellos. Abby y Harry se miraron sin pestañear todo eso era suyo y podrían hacer lo que quisieran con el.

Subieron para ir a la cámara setecientos trece y Hagrid cogió algo rápidamente para que no lo viesen, pero los dos hermanos distinguieron un paquete que el apresuró a guardarse en uno de sus bolsillos, después volvieron, y salieron del banco.

Abby.

El viaje en carro estuvo genial, y después mire el dinero de la cámara de Harry y mía, y... ¡Puedo hacer lo que quiera con todo eso! Nunca había visto tanto dinero en mi vida, Harry y yo nos miramos asombrados, al salir de allí, sigo sin estar convencida de querer tener un hermano, pero parece que no tengo alternativa, de todos modos, parece agradable.

la hermana de harry potter y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora