SEBASTIÁN
La puerta de mi despacho todavía temblaba ligeramente por el portazo que Javier había dado al salir. Me quedé en mi silla, mirando hacia el horizonte a través de las ventanas, intentando calmar la tormenta de emociones que había dejado su visita.
Javier estaba furioso, y aunque lo entendía, no iba a cambiar mi decisión. No esta vez.
Después de unos minutos, Santi entró en el despacho sin llamar, como solía hacer cuando sabía que necesitaba hablar.
—¿Todo bien, señor? —preguntó, aunque la respuesta era obvia.
—Javier estuvo aquí —respondí, frotándome las sienes.
—Imaginé que eso iba a pasar tarde o temprano. ¿Cómo lo tomó?
Solté una risa amarga, sacudiendo la cabeza.
—Como era de esperar. Me reclamó, me dijo que estaba arruinando todo, que Sofía es demasiado joven, que esto será un escándalo. Incluso llegó a decir que ella podría ser mi hija.
Santi dejó escapar un leve suspiro, cerrando la puerta detrás de él antes de sentarse frente a mí.
—¿Y qué le dijo usted?
—La verdad. Que no me importa lo que piense él, ni la prensa, ni nadie más. Que no voy a terminar con Sofía solo porque alguien más crea que no es apropiado.
Santi asintió lentamente, como si procesara mis palabras.
—Es una decisión valiente, señor. Pero sabe que esto no será fácil.
—Nada en mi vida ha sido fácil, Santi —respondí, inclinándome hacia adelante y apoyando los codos en mi escritorio—. Pero lo que siento por Sofía... no puedo ignorarlo. He intentado alejarme, convencerme de que esto no es correcto, pero no puedo. Ella significa demasiado para mí.
Santi me observó en silencio por un momento antes de responder.
—Entonces debe asegurarse de que ella lo sepa. Y debe estar preparado para lo que venga después.
Asentí, sabiendo que tenía razón. Ya había tomado mi decisión, pero ahora era el momento de enfrentar las consecuencias.
———
La jornada en la oficina fue larga, pero finalmente llegó el momento de regresar a casa. Mientras Santi conducía, mi mente seguía girando en torno a Sofía. Sabía que probablemente estaría agotada después de sus clases, pero necesitaba verla.
—Llévame a su apartamento, Santi —dije de repente, rompiendo el silencio en el auto.
Santi me miró por el retrovisor, pero no dijo nada. Simplemente asintió y cambió de dirección.
Cuando llegué, subí las escaleras hasta su puerta y toqué suavemente. Tardó unos segundos en abrir, y cuando lo hizo, su expresión de sorpresa se transformó rápidamente en una sonrisa cálida.
—Sebastián, ¿qué haces aquí?
—Necesitaba verte —respondí, mi tono más suave de lo que esperaba.
Ella se hizo a un lado para dejarme entrar, y cerró la puerta detrás de mí. Su apartamento era pequeño pero acogedor, y me sentí extrañamente cómodo en su espacio.
Nos sentamos en el sofá, y por un momento, simplemente la miré, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Javier vino a mi oficina hoy —dije finalmente, rompiendo el silencio.
Sofía frunció ligeramente el ceño, preocupada.
—¿Qué dijo?
—Todo lo que esperaba que dijera. Me reclamó, me dijo que esto no podía ser, que eres demasiado joven, que la gente hablará... incluso me dijo que podría ser mi hija.
Ella dejó escapar un suspiro frustrado, pero no interrumpió.
—Pero le dejé claro que no me importa lo que piense nadie más. Lo único que me importa eres tú, Sofía.
Sus ojos se suavizaron al escuchar mis palabras, y sentí que parte del peso que había estado cargando todo el día se desvanecía.
—Sebastián...
Me incliné hacia ella, tomando sus manos entre las mías.
—Sé que esto no será fácil. Pero quiero que sepas que estoy contigo. No importa lo que pase, no voy a dejar que nadie nos separe.
Sofía me miró fijamente, y luego, sin decir una palabra, se inclinó para besarme. Fue un beso suave, lleno de promesas y emociones no dichas.
—Yo también estoy contigo, Sebastián. Pase lo que pase.
Nos quedamos en su apartamento esa noche, hablando, riendo, y simplemente disfrutando de la compañía del otro. Cada momento con ella me recordaba por qué había tomado esta decisión, por qué estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío por ella.
Porque Sofía no era solo una parte de mi vida ahora. Era el centro de todo.
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Llámame Daddy
RomanceDespués de ser humillada públicamente por Javier, el chico más popular de la universidad, quien divulga una foto comprometida de ella, Sofía decide desquitarse de la manera más atrevida posible. Atrapada entre la burla y el desprecio, transforma su...