SOFÍA
Una puerta abriéndose de golpe me despertó de mi sueño profundo. Me giré rápidamente, sobresaltada, y lo vi: Javier estaba parado en el umbral de la habitación, con una expresión de furia y desafío. Sebastián, que estaba acostado a mi lado, se levantó de inmediato, su rostro endurecido por la ira.
—¿Cómo te atreves a entrar en nuestra habitación así? —Espetó Sebastián, su tono bajo pero cargado de enojo.
Javier lo ignoró por completo, caminando hacia la cama con pasos decididos antes de tirar un periódico y varias revistas encima de las sábanas. En todas las portadas aparecíamos nosotros: Sebastián y yo. Una de las fotos nos mostraba besándonos, y otra saliendo del restaurante, tomados de la mano.
El titular brillaba en letras grandes y llamativas: "El empresario Sebastián Salazar en una nueva relación".
—¿Qué demonios estás haciendo, Javier? —Sebastián preguntó, su tono aún más frío.
—¿Qué estoy haciendo? —repitió Javier, con una sonrisa amarga—. Esto es lo que están diciendo de ti. De ustedes.
Sacó su teléfono y empezó a leer algunos de los comentarios en voz alta.
—"Qué asco, ella es lo suficientemente joven como para ser su hija."
—"Sebastián Salazar siempre consigue lo que quiere, incluso si tiene que comprarlo."
—"Bueno, al menos es honesto. No trata de esconder que sale con mujeres mucho más jóvenes."
—"La diferencia de edad es ridícula, pero ¿quién no caería por Sebastián Salazar?"
—"Ella claramente está con él por dinero. ¿Quién más soportaría algo así?"Cada comentario era como un golpe directo a mi pecho. Intenté mantener la calma, pero mis manos comenzaron a temblar. Sebastián se levantó de la cama y caminó hacia Javier, poniéndose frente a él con una postura firme y desafiante.
—No me importa lo que digan —declaró Sebastián, su voz baja pero llena de determinación—. Estaré con Sofía por encima de cualquier cosa.
Javier lo miró fijamente, su rostro mostrando una mezcla de frustración y desafío.
—No quería hacerte daño, padre, pero no me dejas otra opción.
La forma en que lo dijo me hizo tensarme de inmediato. Vi cómo buscaba algo en su teléfono, y un mal presentimiento me invadió.
—¿Qué demonios quieres decir con eso? —preguntó Sebastián, su tono cortante.
Javier extendió el teléfono hacia Sebastián, y entonces escuché mi propia voz resonar en la habitación.
"¿De verdad pensabas que iba a quedarme tranquila después de que me humillaste frente a toda la universidad? Claro que no, Javier. Esto es mi venganza, y voy a asegurarme de que lo sientas en cada parte de tu vida."
Mi corazón se detuvo. Reconocí esas palabras al instante. Esa conversación... había sido con Javier, en el bar de esta misma casa. Maldije internamente por no haber considerado que podía usar eso en mi contra.
Sebastián bajó la mirada al teléfono, su rostro lleno de incredulidad. Luego levantó la vista hacia Javier antes de regresarle el dispositivo.
—¿Qué demonios es esto? —preguntó Sebastián, su voz llena de confusión y rabia contenida.
Javier sonrió, claramente disfrutando del momento.
—Es obvio, padre. Sofía solo estuvo contigo para vengarse de lo que le hice. Sabía que la protegerías, que te pondrías de su lado. Y, claro, cuando yo no aceptara esto, ella comenzaría a alejarte de mí. Todo es parte de su plan.
Sebastián se giró hacia mí, y su mirada me rompió por completo. Sus ojos, normalmente llenos de calidez, ahora estaban llenos de dolor y desilusión.
—¿Es cierto eso? —preguntó, su voz apenas un susurro.
—Sebastián, yo...
—¡Respóndeme! ¿Es cierto eso? —gritó, su voz rompiendo el aire.
Abrí la boca para responder, pero las palabras no salieron. El silencio que siguió fue suficiente para que él obtuviera la respuesta.
Sebastián cerró los ojos por un momento, como si intentara procesar todo. Luego se giró hacia Javier, señalando la puerta.
—Sal de aquí. Ahora.
Javier dudó por un momento, pero al final obedeció, saliendo de la habitación y dejándonos solos.
Cuando la puerta se cerró, Sebastián se quedó de pie, mirando hacia el suelo. Su respiración era pesada, como si estuviera luchando por controlar sus emociones. Finalmente, levantó la cabeza y me miró directamente.
—¿Por qué? —preguntó, su voz llena de dolor—. ¿Por qué demonios hiciste esto? ¿Acercarte a mí por una venganza? Pudiste haberme amenazado con lo que te hizo Javier. Pudiste hacer cualquier cosa con esa información. Pero acercarte a mí... de esta manera... ¿para qué?
—Sebastián, no es lo que parece...
—¿Entonces qué es, Sofía? ¡Dímelo!
Sentí las lágrimas llenar mis ojos, pero no sabía qué decir. Las palabras que necesitaba no venían a mí. Todo lo que podía hacer era mirarlo, sabiendo que había destruido algo hermoso con mis propias acciones.
Sebastián negó con la cabeza, dando un paso hacia atrás.
—Necesito tiempo para pensar.
Lo vi salir, dejándome sola en un silencio que era más ensordecedor que cualquier grito. Había cometido un error que quizás nunca podría reparar.

ESTÁS LEYENDO
Llámame Daddy
RomantizmDespués de ser humillada públicamente por Javier, el chico más popular de la universidad, quien divulga una foto comprometida de ella, Sofía decide desquitarse de la manera más atrevida posible. Atrapada entre la burla y el desprecio, transforma su...