||Capítulo 9.

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Doncaster, Reino Unido.

Cuando Niall iba en el taxi rumbo a la casa de Harry se dio cuenta de muchas cosas.

Cuando admiró los edificios de Doncaster pudo notar que evidentemente ya no se encontraba en Mullingar, cuando vio a una familia dentro de un restaurante McDonald's reírse por alguna ocurrencia pudo sentir el dolor punzante en su corazón de ya no tener una familia, cuando vio a una pareja que tímidamente se daba un beso en la banqueta pudo oír el sonido de su corazón quebrándose al ser consciente de que Zayn ya no estaba a su lado y que el único amor que tuvo en su corta vida se había esfumado.

Pero cuando sintió la mano del joven rizado sobre su hombro pudo darse cuenta de una cosa, que era lo importante; no estaba solo. Tenía a Harry.

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Habían pasado varios días ya desde el incidente de Felicite y Troy actuaba como si nada hubiese pasado. Las cosas estaban más o menos normales y estables según él y Fizzy se comportaba como la adolescente normal que era e inclusive seguía haciendo sus bromas a la hora de comer y de cenar.

Inmediatamente había sido cambiada de escuela, ahora asistía a un colegio católico muy estricto, lejos de Jenn, lejos de la chica de la que estaba enamorada. Justo en ese momento se encontraba haciendo nuevos amigos, todos eran bastante simpáticos con ella, y la habían comprendido hasta tal punto de apoyarla.

Para su sopresa, en su colegio tenía un montón de amigos homosexuales, algunos tenían sus parejas dentro del colegio y era agradable saber que no estaba sola.

La ironía de ir a un colegio católico.

Fizzy sabía la razón, Fizzy sabía que las lesbianas y los gays seguían siendo hijos de Dios a pesar de pecar, si es que realmente era considerado un pecado. Porque Dios también los amaba, a pesar de todo.

Era jueves y justo en ese momento Louis, Joanna, Troy y ella se encontraban en la mesa, empezaba a oscurecer afuera y su madre estaba sirviendo la cena. Louis estaba increíblemente arrepentido de no haber defendido debidamente a Fizzy, pero ella simplemente lo ignoraba.

Inclusive pretendía que su hermano no existía, se hacía de la vista gorda cada vez que lo veía cerca, o se hacía la sorda cada vez que le hablaba. Felicite seguía muy dolida por la reacción que su hermano había tenido ante ella, el hermano que se supone que la iba a apoyar hasta el final, que se supone ''la quería''.

Louis en esos momentos veía afligido cómo los moretones en su rostro aún eran notables, estaban desapareciendo, tenían un color verdoso pero aún eran bastante visibiles. Golpes que Louis habría podido evitar de no ser un maldito cobarde.

Y en su mente también estaba la idea de que había hecho lo correcto en no intervenir, en dejar que su padre la golpeara para que la corrigiera... Se sentía tan miserable por pensar así. Pero todo era un lío en su cabeza y nadie le decía si estaba equivocado o no.

—¿Qué tal te ha ido hoy, Fizz? —le preguntó Joanna a su hija, que se encontraba picoteando la comida más que comiéndosela.

Felicite siempre fingía, todo el tiempo. Fingía que todo estaba bien, que sus padres tenían la razón de haberla cambiado de colegio, que había estado equivocada. Cuando lo único que sentía por su familia no era gratitud, si no resentimiento.

Resentimiento con Troy, por haberle insultado y pegado, resentimiento con Louis por no haber intervenido cuando bien pudo hacerlo, resentimiento con su madre por permitir todo aquello y resentimiento consigo misma, por no ser lo suficientemente valiente para afrontar las consecuencias y preferir huir.

A pesar de todo eso, se limitó a darle una sonrisa diminuta a su madre, como si todo estuviera perfectamente y como si fueran la familia tan unida que aparentaban ser.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora