||Capítulo 33.

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Doncaster, Reino Unido.

Lo miraba como si fuera un caramelo al cual desenvolver. Troy empezó a sentir un miedo subir por su garganta. De pronto estuvo consciente de que su situación era más mala de lo que aparentaba. Olía mal y era un cuarto con un colchón en el suelo. Nada más. 

Des le había llamado a mitad de la noche diciendo que estaba tomado y que lo necesitaba. Era una casa abandonada donde se celebraban fiestas universitarias. Empezaba a creer que ese 'necesitaba' era otra cosa. 

Des le había dicho que era especial y que lo quería, pero en ese momento teniéndolo frente a él con los ojos inyectados en sangre se sentía como si fuera su presa. Tembló.

—Des, por favor, tranquilízate, estás borracho. En realidad no quieres esto...  

Prometo que te va a gustar.

—¿D-de qué estás hablando? 

Se acercó a la puerta y le puso seguro. Aquello ya no le gustaba de pronto. ¿Por qué había tenido que ir a donde le había dicho como su perrito faldero? 

—¿Por qué le pusiste seguro a la puerta? ¿Dónde está Anne, Des?

—Para que nadie nos molestara, ni siquiera ella. Te deseo, Troy. 

—No, así no —negó con la cabeza el chico repetidas veces, como si eso ayudara—. Des, no me hagas algo de lo que te arrepientas mañana. Por favor. Merezco rosas, merezco amor, yo...

Des lo empujó fuertemente y eso lo lanzó a la cama de espaldas. El impacto le sacó el aire y apareció un pitido en sus oídos. Algo iba a salir mal. Desgracia, desgracia, desgracia... 

Uno de los resortes se saltó del colchón y le hizo un corte en la palma de la mano. En sus pensamientos sólo había un ''No, no, por favor, no así''. 

—No, no es ti-tiempo. Des, merecemos algo lindo, algo planeado para ambos. Nuestro amor no puede consumarse así... No estoy listo Des.

—Ya no hay tiempo para dar marcha atrás, ya esperé demasiado—exclamó exasperado, aventándose a él.

—¡No! 

Troy gritó. Realmente gritó con pavor. Gritó cuando Des le abrió el botón del pantalón, gritó cuando empezó a manosearlo de una manera obscena y cuando comenzó a abusar de él. Realmente lo hizo.

Por un momento se olvidó de que lo amaba y se sintió sucio, lleno de miedo, de pavor. Sintió cómo si perdiera el último pedazo íntegro que tenía de él. Gritó de dolor.

—¡Basta! ¡no quiero! ¡no!

Des siguió besándolo y tocándolo. 

Cada vez gritó más fuerte. 'Nadie me escucha, nadie me salvará'.  

Escuchó sus jadeos mientras lo hacía más fuerte, más rudo y Troy comenzó a llorar. No, eso no era normal. Él sólo pensaba en sexo, yo Troy quería amor. ¿Cómo podía lastimarlo de aquella manera?

Troy pensó en todo lo que le había dicho antes. En el amor que le había demostrado. ¿Todo había sido mentira? Le dijo que nunca lo lastimaría y allí estaba... él estaba... 

Des se bajó el bóxer. 

Cuando todo terminó, Troy vomitó. 

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Las semanas pasaron volando y era evidentemente notorio que en Louis estaba ocurriendo un gran cambio. Nunca llegó a dirigir buenas palabras o llegó a entablar una conversación que no fuera con Jeff, pero al menos se quedaba más tiempo en el comedor o en la sala de reuniones que encerrado en un cuarto de huéspedes. Era un gran avance y Jeff lo notó al instante. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora