||Capítulo 17.

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Doncaster, Reino Unido.

Louis se disculpó con su novia mediante una sonrisa nerviosa al salir de casa.

—¿Realmente tienes que salir, amor? —preguntó Eleanor formando un pequeño puchero mientras se sentaba en el sillón y veía con gran melancolía a su novio ponerse su chaqueta.

—Acabo de recordar que tengo un pendiente qué hacer, amor, lo siento—se disculpó y se dirigió hacia ella mientras le plantaba un beso en la frente con cariño—. Regreso en una hora, ¿te parece? Espérame aquí, no tardaré.

Eleanor suspiró y asintió de manera lenta. Louis era alguien muy especial en su vida y le dolía cuando no estaba cerca de él, era su primer novio y realmente lo amaba. Llevaban ya varios años de relación y podía decirse que ya casi estaban casándose, ella tenía muchas ilusiones con él. Louis era el hombre más perfecto que conocía y si no era con él con quien se casaba, no sería con nadie.

—Te extrañaré —anunció ella antes de que Louis saliera de casa y le dedicó una media sonrisa, Louis se la devolvió.

—Y yo a ti —Louis sonrió más anchamente y salió de casa cerrando la puerta tras de sí.  

Louis realmente necesitaba relajarse un rato, no podía pensar con todos aquellos pensamientos torturándole cada minuto. Necesitaba pensar la situación que estaba viviendo, tan confusa, tan extraña, tan... mal y tan bien al mismo tiempo.

Aquello parecía perforarle y herirle, todo lo que siempre había creído acerca de lo que era se estaba yendo al caño y eso no hacía más que aumentar su miedo. De lo único que estaba consciente era de que si Troy descubría lo que sentía en esos momentos le pegaría y le gritaría como cuando era más pequeño. Lo torturaría y seguramente no pararía hasta que dejara de pensar como un completo maricón, porque eso era en lo que se estaba convirtiendo.

Y Louis definitivamente no quería eso.

—No por favor, ya no —susurró negando con la cabeza, abrazándose a sí mismo mientras caminaba.

El frío que hacía no era para nada la causa de sus temblores, si no los recuerdos traumatizantes que le invadían. Su infancia había sido algo duro para él, recordarlo era muy difícil para Louis y recordarlo no hacía más que aumentar su miedo hacia lo que sentía.

Por algo Troy había hecho aquello con él cuando apenas un niño, era porque no quería que su hijo se volviera homosexual porque era malo ¿cierto? Su padre sólo quería su bien, el de nadie más. Lo hacía porque lo quería, no por hacerle daño.

Mientras caminaba pensó en un montón de cosas, entre ellas estaba evidentemente Harry. Si todo era realmente malo como su padre decía, entonces... ¿Qué pasaba con Harry? ¿por qué de pronto parecía que ser homosexual era tan bueno y tan malo a la vez? ¿cómo era que Harry se sentía cómodo con el fenómeno que era?

Tiritó de nuevo y sus dientes castañetearon, a causa esta vez, del viento helado que se coló en su chaqueta. Si tan malo era ser un gay, ¿por qué aquel chico actuaba como si fuera lo mejor del mundo? ¿por qué sus padres nunca lo corrigieron como a Louis? Quizá sus padres no le querían y por eso permitieron que se fuera por un mal camino...

Sacudió la cabeza, todo en su mente estaba mal. Todo era una maraña de recuerdos, suposiciones y sentimientos. Necesitaba hablar con Ed, él lo hacía sentirse bien y siempre lo hacía entrar en razón con sus consejos. Sólo esperaba encontrarlo pronto.

Primero se dirigió caminando a su casa ya que no estaba tan lejos y caminar lo tranquilizaba un poco, cuando llegó se dio cuenta enseguida de que Ed no se encontraba, sin embargo aunque lo sabía tocó la puerta varias veces antes de rendirse y darse por vencido.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora