||Capítulo 56.

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Doncaster, Reino Unido. 

Louis despertó lentamente sintiendo los rizos de Harry en su rostro, estaban haciéndole cosquillas en la nariz, los apartó suavemente intentando no despertar al chico que yacía dormido a su lado y se incorporó en la cama un poco al ver que ya había amanecido y que la habitación comenzaba a ser iluminada por la luz tenue del sol. 

Se habían quedado dormidos con la ropa puesta y la cama sin destender, el calor que había sentido en la madrugada había sido suficiente para que no le diera frío en el transcurso de la noche. Volteó a ver a Harry que respiraba profundamente y que seguía tan perdido en sus sueños que no se dio cuenta cuando Louis se levantó de la cama. 

Sonrió con dulzura, Harry tenía los ojos cerrados y la pestañas le rozaban los pómulos, tenía el cabello revuelto (probablemente porque Louis no había parado de tocarlo y acariciarlo toda la noche hasta que se había quedado dormido), en algún punto el chico sugirió recogerlo en un moño porque cuando se besaban algunos cabellos se colaban en sus besos y Louis los tenía en la boca de pronto, eso los hacía reír a ambos. 

Pero no lo hizo, porque Louis adoraba la manera en la que se veía así: despeinado, con el cabello color chocolate completamente enredado entre sus manos. 

La madrugada había sido todo menos sexual, el encuentro íntimo entre ellos fue todo caricias, besos apasionados, toques curiosos y susurros delicados. Louis en algún momento había tenido miedo de dar el siguiente paso y Harry había parado completamente.

—Harry, espera, por favor —anunció él con la voz temblorosa mientras sentía un escalofrío recorrer su columna en el momento en el que Harry rozó su vientre desnudo con sus manos—. Creo que no estoy listo, ¿Podemos parar?

Harry había quitado sus manos inmediatamente de él como si le hubiera hecho daño y sus ojos lucían realmente preocupados. 

—Lo siento Louis, yo-

—No, no, no hiciste nada malo —lo interrumpió, la urgencia en su voz era real—. Sólo... Creo que no... No puedo... Ahora....

La mirada de Harry se suavizó al instante y lo abrazó fuertemente, poniendo su rostro en su pecho mientras le daba pequeños besos al rededor de su rostro. Louis respiró de manera audible y se relajó en sus brazos. 

—No haré nada que te dañe, Louis, jamás —prometió en voz baja mientras Louis se colocaba en el hueco de su cuello—. No va a pasar nada esta noche y no pasará hasta que estés completamente listo. Vamos a descansar, ¿Sí?

Se quedaron dormidos abrazados el uno al otro, completamente satisfechos por ese momento de complicidad que habían compartido juntos durante horas, con los labios hinchados y una sonrisa en el rostro.

Louis se miró las manos y recordó el cómo se había sentido tocar su maravillosa espalda ancha, cómo había recorrido con sus labios los lunares de su rostro, cómo había apretado suavemente su cintura y lo suave que era su cuello. Harry era el ser más perfecto que había en ese mundo y se sentía afortunado de estar ahí con él, el ser más dichoso y bendecido. La vida era tan buena al haberlo dejado nacer en la misma época. 

He recorrido el mismísimo infierno para encontrarte.

Se inclinó y le dio un beso en la frente, salió de la habitación lo más silencioso que pudo procurando cerrar la puerta detrás de él y se dirigió a la cocina donde puso sus pensamientos en perspectiva y pensó en qué pasaría después de todo eso. 

Harry se iría a Mullingar pronto y no había recibido alguna propuesta de acompañarlo, ¿Debería mencionar el tema primero? ¿Debería decirle que se moría ir con él porque no había manera humana en este mundo de separarlo de él ahora que por fin estaban juntos? Tampoco quería agobiarlo si llevaban meses queriendo ir a Mullingar, no debía arruinar sus planes... Pero no se creía capaz de poder dejarlo ir. 

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora