||Epílogo.

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Doncaster, Reino Unido.

La multitud vivía una especie de euforia colectiva llena de colores y movimiento, había personas de todos los sexos, colores y edades en la calle, esperando que los coches alegóricos salieran del gran taller para poder comenzar la marcha. La emoción era vibrante y traspasaba a cada persona que estaba siendo, en ese momento, parte de la segunda marcha por la visibilización de la comunidad LGBT+.

''Es un gran día para la comunidad LGBT+. Hoy, diecinueve de julio, se realiza la segunda marcha a favor de los derechos homosexuales y la visibilización de las orientaciones sexuales. Una gran parte de la población está de pie en esta marcha preparándose para salir a las calles a exigir, pedir respeto y total validez a su comunidad...''

Las noticias y los periódicos no dejaban de hablar de eso, entre textos amarillistas, noticias sensacionalistas e intentos por manchar el nombre de la comunidad, la marcha finalmente había sido aceptada por el consejo del estado y llevada a cabo esa tarde. Habían sido meses de preparación previa, campañas de concientización, movimientos legales... Todos estaban exhaustos y felices por el resultado.

La Fundación Styles era pionera en el movimiento gracias al antecedente de la primera marcha y al gran equipo que formaban sus fundadores: Nick, Jeff y Harry Styles.

Harry Styles...

Una figura alta con el cabello corto se encontraba al fondo de la bodega, intentando arreglar los desperfectos que se habían presentado en los coches alegóricos que rebosaban de arcoíris, brillantina y globos de colores. El coche alegórico principal contenía un gran arcoíris armado meramente por globos que él mismo había hecho una noche anterior del cual estaba enormemente orgulloso y deseoso de mostrar al mundo. Aunque Felicite había sido de gran ayuda, apoyándolo a acomodar pieza por pieza hasta lograr su creación.

Un gran moño negro adornaba la parte de abajo, visible para todos, mostrando luto.

Harry se arregló el cabello hacia atrás limpiando algunas gotas de sudor que perlaban su frente y respiró profundamente intentando no caer en el agotamiento, había dormido poco y estaba un algo cansado. Sin embargo, no podía dejar la marcha, no cuando él había insistido y luchado tanto para poder realizarla otra vez, para poder continuar con su lucha a pesar... A pesar de...

—Harry, ¿Estás bien?

Jeff estaba frente a él cuando alzó la vista, su voz sonaba genuinamente preocupada y con suavidad le quitó la herramienta que tenía de la mano, Jeff negó con la cabeza un poco.

—¿No crees que ya has estado trabajando lo suficiente, Hazz?

—No.

Los últimos meses habían sido difíciles para Harry, su amigo estaba completamente consciente de eso porque había estado a su lado presenciándolo todo; las noches sin dormir, las lágrimas en el rostro, horas y horas de sollozos en la oficina, grandes ojeras debajo de los ojos. Había presenciado cuán duro había sido para Harry atravesar aquella lucha y a pesar de todo ahí estaba, como el ángel que era: ayudando a todos, peleando por todos, exigiendo los derechos de todos sin siquiera pensar en recibir nada a cambio.

Anne lo había criado tan bien y sin duda estaría orgullosa de él en aquellos momentos.

—Sé que es difícil Harry —dijo Jeff en voz baja, intentando que su tono de voz fuera lo suficientemente suave para no herirlo de alguna manera—, pero matándote trabajando no vas a hacer que el dolor se olvide. Va a seguir doliendo mucho, sí, pero estamos aquí para ti, todos. No estás solo ni tienes que pasar por este proceso en soledad.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora