||Capítulo 13.

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Doncaster, Reino Unido.

Harry se tambaleó hacia atrás cuando sintió el impacto del puño de Louis en su mandíbula. Escuchó el grito ahogado de las personas que los observaban y pronto sintió un líquido invadir su boca, sabía a sangre.

La golpes no cesaron y otro puñetazo voló a su cara, esta vez, Harry consciente de que Louis estaba demasiado enfadado, retrocedió esquivándolo.

Louis se dio cuenta al tercer puñetazo que Harry no le regresaría ningún golpe así que paró de intentar golpearlo y se alejó de él, se cruzó de brazos y vio satisfactoriamente la sangre que se resbalaba de los labios de Harry. 

—¿Qué pasó? —le preguntó con burla— ¿eres tan maricón que no pensarás en defenderte por miedo a quebrarte las unas? —estalló en una carcajada sonora.

Harry negó con la cabeza, en un gesto elegante y lento se limpió la sangre que brotaba de su boca y Felicite inmediatamente se interpuso entre ellos dos, protegiendo a Harry con su cuerpo.

—¡Louis! ¡Basta! —le gritó de manera urgente. 

—No te regresaré ningún golpe —dijo Harry con tranquilidad, como si no le doliera la mandíbula—, porque los verdaderos hombres saben defenderse con palabras.

—¿Verdadero hombre? ¿tú? —preguntó y luego soltó una carcajada— No eres más que un desperdicio de vida al igual que tu grupito de psicópatas y enfermos mentales —dijo señalando a toda la sala—. Y no permitiré que hagas lo mismo con mi hermana, no permitiré que le contamines la mente como lo has hecho con ellos.

Louis se acercó a ellos e ignoró por completo a Harry mientras tomaba a Felicite de nuevo, esta vez, de la muñeca. 

—Nos vamos a casa —sentenció, jalándola con él.

—¡No Louis, suéltame! ¡Vuelves a lastimarme, maldita sea! —le gritó desesperada, sus muñecas también le dolían como el infierno.

—Me importa una mierda, te curaré cuando volvamos a casa —gruñó.

Harry veía cómo Louis arrastraba a Felicite hacia la salida. No quería emplear la fuerza física, no quería hacer enojar a Louis, esta vez le tocaba a Fizzy salir sola de aquel problema, ella era la única que podía decidir quedarse o irse.

Harry no se vio decepcionado cuando Fizzy alzó el puño de la mano derecha y le propinó un golpe a su hermano en la cara, no había sido tan fuerte pero si causó que la soltara.

Cuando vio su muñeca liberada, corrió hacia Harry, quien la recibió con los brazos abiertos, abrazándola y protegiéndola contra su pecho. Lo había elegido a él y no la defraudaría.

Harry rodeó a Felicite protectoramente e interpuso su cuerpo entre ambos hermanos para que Louis no pudiera acercarse a ella, Louis bufó exasperadamente. 

—Fizzy, suelta a ese enfermo y vayámonos a casa —le ordenó, poniéndose rojo de la cara, indicando que volvía a estar enojado.

—No iré a ninguna parte, en todo caso vete tú, me quedaré con Harry —habló ella con determinación—. Y con los demás, porque ellos sí me aceptan, no me rechazaron como tú lo hiciste.

—¡Pero Felicite, tú no eres una de esas cosas!

—Suenas exactamente igual a mi padre, Louis —hizo una mueca, le dolía escuchar a su hermano así.

Aquel hermano que la había apoyado siempre, el que la había abrazado, el que la había protegido... Ahora la trataba como si fuera un simple objeto inservible... Se sentía tan despreciada, y peor aún por su familia.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora