Ofensas

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El suspiró. No estaba enojado pero estaba incómodo. Ella no alejaba su mirada de mi.

-Recuerdas el suceso hacen unos meses, en el que un avión se estrelló?

Asintió con altura. -Cuando regresé del hospital en los campos cerca de la laguna, había humo. Me pasé por ahí y la encontré. Estaba casi muerta.

El detuvo sus ojos en mi. Sonrió. -Es casi un milagro.

-Tan bondadoso como tu abuelo! Y, por qué aún está aquí?

Linette se adelantó. -Aún está enferma. Hace poco puede caminar y no recuerda nada.

Bajé la cabeza. Esa mirada me tenía nerviosa. Quería salir corriendo.

-Que gracioso! Ahora esto es una casa de acogida? Una casa para dementes? Que yo recuerde, le diste entrada a tres personas hacen unos años y ahora a otra más?

-Mamá! Esto no será permanente. Mi detective está investigando todo.

-Mamá nada! Esto es increíble. Qué carajo está pasando por tu mente?

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Linette me acarició la espalda y se soltó el cabello. Ya entendía por qué se había teñido.

La señora se asombró y enfureció aún más. -Ves? Mira a tu hija! Mírale el cabello! Cómo crees que podrás llegar a ser una primera dama de esa forma? Ves lo que te digo.... tal palo tal astilla. Copiando hasta las conductas del ser repugnante que te trajo al mundo.

Alexander al ver a Linette limpiando sus lágrimas se puso de pie. Fue la primera vez que lo vi en ese estado. Sus ojos se pusieron rojos.

-Puedes ofender todo lo que deseas pero hasta un límite. Ese límite es mi hija. Ella es como es porque así yo lo he querido. No te metas en como la educo.

-Me estás faltando al respeto? Alexander Dajher por Dios! Es que debes estar loco. Esa mujer es una buscona! No le ves la cara? Cómo es que no conoces a las personas? Se está aprovechando de tu dinero y tu fama. Cuánto has gastado en esta mujer? Ah? No te sorprendas si luego decide quedarse como tu cocinera. O peor aún, se atreve a robarte. Mírala!

-Mamá! Silencio! Basta de ofensas.

Empezó a echarse aire con la mano. -Ay me siento mal. Hijito. Necesito descansar.

El se acercó y la encaminó hasta su habitación.

Linette estaba roja de la rabia. Le sonreí para no llorar. -Ella tiene razón en todo lo mío pero está muy equivocada en lo que habló de ti. No permitas que eso te dañe.

Me marché al jardín. Necesitaba desahogarme.

Esto era muy duro para ser real. Quiero desaparecer. Lo peor de todo es que está en lo cierto. Solo soy una aprovechada.

Me escondí en el bosque. La naturaleza era encantadora. Escuché el helicóptero despegar y regresé a la casa. Me encerré y desmenucé la fría soledad.

Tocaron la puerta y abrí. Era Martha con Dylan entre las piernas. Ella también había estado llorando.

Sonrió forzosamente. -El Dr. Quiere que vaya a cenar.

Negué y Dylan me abrazó. -Comí mucho en la mañana. No tengo hambre.

-No mienta. No llore más. Ya yo estoy acostumbrada. Estoy aquí por mis hijos y porque Alexander es demasiado bondadoso. El no ha permitido que me vaya. Además, Lyan y Dylan están atados a esta familia. Pero no creas que no he intentando irme. He recogido las pocas cosas que tengo y la cara de los niños me detiene.

BLANK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora