BLANK MIND

Y si me acerco?

Linette negó enojada y con lágrimas. -No lo vuelvas a hacer por favor. No te lo perdonaré. No quiero que te pase nada. Eres como la mejor amiga que nunca tuve. Como mi... Me sonrió y me abrazó. -Como la mamá joven que nunca he tenido. Te quiero demasiado.

Me quedé en shock. En serio me quería tanto? Yo estaba segura de que la quería más.

Besé su frente. -Eres lo que más quiero. Mi Lina.

Lo volví a ver y seguía mirándome como si fuera a explotar.

-Perdóneme Doctor. No volverá a pasar. Mi voz fue un ruego. Pero no accedió.

Me dio la espalda y nos dejó solas.

No quería esto. Lo quiero. El nudo en mi garganta creció.

-Se le pasará en unos días. Estaba muy preocupado por tí. Lyan, Martha, todos.

Me desperté con el ruido de los caballos. Tenía tres días en la mansión.

-Tía, ya no le duele nada? Le sonreí al pequeño.

-Ya estoy perfecta. Era cierto. Sí me cansaba rápido pero ya mi cuerpo estaba casi sano. Solo me quedaban dos tratamientos y sería libre. Aunque, el no me daría masajes.

Suspiré. Se iba de miércoles a viernes a su clínica en la ciudad y los días que estaba aquí ni me miraba. Seguía enojado. El tenía la razón pero debía comprenderme.

Lina había iniciado la Universidad y me dejaba sola en las mañanas. Lo extrañaba.

Acaricié la cicatriz en mi cuello y la escondí con mi cabello. Solo deseo verlo.

Martha se sentó a mi lado. -Te he traído frutas.

Le sonreí. -Gracias. Se ven deliciosas.

Nos quedamos viendo al paisaje.

Ella detuvo sus ojos en mi. -Después de que te dieron de alta, estás hermosa. Tienes color en tus mejillas y hasta has ganado suficiente peso. Pero...

La miré cuestionante y prosiguió. -Creo que el señor tiene razón. Aquí no eres felíz.

La miré incrédula. -Es que.... No sabía por dónde empezar. -No quiero ocasionar más problemas. Además, después de que me fui del hospital, el doctor no me ha dirigido la palabra.
Lo saludo y me ignora. Incluso Linette le habló sobre el tema y le dijo que todo estaba normal. Pero no es cierto.

Martha sonrió y no entendía el por qué. -El regresa esta noche. En la cena habla con el. Puedes ir a su despacho.

Linette entró con los puños cerrados. Dejé el libro a un lado y abracé a mi niña. No me importaba mi edad, no la sabía, pero ella era mi niña.

No movió ni un dedo. Reí. -Qué te hizo tu padre? O Lyan? Ya la conocía.

Se sentó con mucha delicadeza y encendió el televisor. -Es que no le importa mi pensar. Es un tonto! Chilló!

Me mostraba una rueda de prensa. Estaba James y Jessica. Loretta y su esposo. Mi doctor y... Mi corazón gimió. Una mujer con el cabello marrón estaba colgada de su brazo. Ese brazo que me había sostenido. Le sonreía como si le pagaran por eso. El no respondía pero no la soltaba.

Me senté de espaldas. -Ella es Linda Clarck. La mujer perfecta ante los ojos de mi abuela. Cómo no lo va a ser? Exclamó . -Tiene fincas de petróleo.

-Hacen muy linda pareja. Susurré.

Linette la apagó y besó mi frente. -Es una impía. Una Hipócrita. Solo quiere ser la primera dama.