Quieres Casarte Conmigo?

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Íbamos camino a la Mansión. No solté su mano en todo el camino. Iba exhausta. Había quemado muchas calorías e iba durmiendo.

Me siento diferente. Es como si hubiera reiniciado el reloj de mi vida. La quiero. Mi corazón arde tanto por ella.

Despertó y me miró relajada. -Falta mucho?

Besó mi mano y la llevó hasta su pelvis. -Me duele.

La acaricié y me mostró otro sonrojo. -Te mejorarás con la práctica.

-Me quieres?

Me hacía la pregunta nerviosa. Como si aún lo dudara. Pero cualquiera lo haría. Diría que quizás por mi elegante reputación.

-No sabes cuanto. Es más, no entiendo como había soportado estos días sin ti.
Le hablé sincero y me mostró sus dientes.

-Quiero que me demuestres cuanto.

-Trato hecho. La Besé y regresé mi vista a la autopista.

Llegamos a la Mansión y ya había atardecido. Como todo un caballero le abrí la puerta y la ayudé a bajar.

Trataba de disimular el dolor por nuestros ejercicios pero la abracé. -Te daré un calmante para que se te quite.

Sonrió. -Dijiste que solo se quitaba con la práctica.

Tuve que besarla. Summer era una caja de sorpresas.

Entramos a la casa y estaban en el comedor.

Lina corrió y me abrazó. -Papá, te extrañé!

Besé su cabello. -Yo también a ti mi princesa.

Observó a Summer y luego a mi. -Ya te le declaraste papá?

Martha empezó a reír.

Les contesté dándole un sencillo beso y empezaron a aplaudir.

Linette la abrazó con demasiada alegría. -Gracias por llegar a nuestras vidas. Gracias por ser mi madre y mejor amiga.

Summer le sonrió y besó su frente. -Gracias a ti por encontrarme. Gracias por ser la princesa más humilde y especial.

Martha se acercó y me dio un abrazo. -Sabía que usted la quería, solo tenía miedo a que no se decidiera. Observó a Summer y le sonrió. -Ella es una bendición que Dios les ha enviado.

Asentí y tomé la mano de mi mujer. - Quiero estar con ella. He decidido formalizar lo nuestro.

Linette saltó. -Tengo que llamar a Lyan y contarle todo.

Corrió en busca de su celular.

Empezamos a cenar y no me alejé de ella. Hablaba y acariciaba mi mano. Lyan estaba en línea y estaba por el mismo estilo. Celebrando.

-No te gusta el jugo de melón?

Ella negó sonriente. -Tengo que aprender sobre todos tus gustos.

Me puse de pié y me dirigía al despacho pero me detuve. Besé sus labios. -No quiero que esta noticia salga del campo. No por ahora.

Sabían a lo que me refería y afirmaron.

Entró a mi despacho con ropa de dormir. Al parecer ya el medicamento la estaba durmiendo. Caminó hacia mi y se sentó en mis piernas.

Acaricié sus labios con los míos. -Termino en unos 10 minutos y voy por ti.

Me besó con tanto amor que un nudo se formaba en mi corazón. -Es que, no me encontrarás despierta.

BLANK MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora