Desperté sintiendo una leve presión en el torso, las manos de Gustabo sostenían mi cuerpo con un agarre firme pero cuidadoso.
Moví la cabeza para poder mirar su rostro, su mandíbula marcada se encontraba relajada al igual que el resto de sus facciones, su linda cabellera rubia caía a trompicones en su rostro y me permitía ver una escultura hermosa que parecía tallada por el mismísimo Yhwh, o por Satanás según quieras verlo.
Porque santo cielo, era un ser angelical en todo su esplendor, pero que podía llevarte a cometer pecados inimaginables e imperdonables. Cómo Luzbel, me atrevería a decir; un ser dichoso que emanaba belleza por dónde sea que fuera, pero que podía ser tu más grande ruina también.Los labios carnosos y rosados se entre abrían levemente y dejaban escapar un aire cálido.
Sonreí al darme cuenta que era tal y como él se presentaba: 'Gustabo con ”b” de bombón'. Porque era eso lo que era, un bombón, suave y apetecible para cualquier ocasión.
Dejé un beso corto sobre sus labios y me dispuse a pararme sin despertarlo, pero sus brazos se aferraron a mi con más necesidad.
-No te vayas aún.- Dijo sin abrir los ojos. -Sigue contemplandome de esa forma tan tuya Isabelle.
Mis labios sonrieron con elocuencia.
-¿Así qué ya estabas despierto?-Tú mirada a veces es bastante penetrante, preciosa.- Abrió los ojos para mirarme y sentí mi alma abandonar mi cuerpo. Juro que olvidé como respirar de solo ver esos ojos celestes que me cautivan cada día más.
-Dio, sei perfetto. Una bellissima opera d'arte.- Sentí mis pupilas dilatadas, casi hasta convertirse en un negro perfecto.
-Que me lo diga alguien tan bella como tú no tiene precio. La Diosa eres tú.
-¿Tú crees? ¿O solo lo dices por compromiso?- Su sonrisa se ladeó y fingió pensar.
-Eso nunca lo sabrás linda.- Reí y me alejé con pesar de él. -¿A dónde planeas ir Isabelle?
-A trabajar hombre lindo.- Besé su boca y me aproximé al baño para arreglarme.
-¿¡A trabajar!? Apenas ayer saliste del hospital Isabelle.
-Oye, estuve meses fuera, es hora de volver al trabajo, al curro, a la chamba, al merequetengue, a la faena, al oficio, al cargo, a la función, a la ocupación, a la...
-Sí, sí, ya entendí Isabelle, pero oye, no puedes regresar literalmente de un día para el otro.
-Claro que puedo y eso haré.- Dijé desde el baño mientras comenzaba a quitar las prendas que tapaban mi cuerpo. Abrí la llave caliente de la ducha y esperé un par de segundos mientras terminaba de salir el agua fría.
Gustabo frenó su cuerpo en el umbral de la puerta del baño y escaneó mi cuerpo desnudo con fascinación.
-¿Alguna vez te he dicho lo mucho que me gustas?- Preguntó con curiosidad.
-Tal como lo haz dicho ahora, no. Aunque tampoco necesito que lo digas, lo demuestras cada vez que tus ojos se cruzan con los míos.- Sonreí y me metí a la ducha, dándole la espalda.
El agua tibia viajó por todo mi cuerpo y relajó mis músculos tensos.
Unos segundos después sentí las grandes manos de Gustabo viajar desde mis hombros hasta mis manos con suavidad.Su cuerpo entero se mojó de la misma manera que el mío y sus labios viajaron desde la parte alta de mi cuello hasta mi hombro derecho, con besos suaves pero intensos.
Mis ojos se cerraron automáticamente ante el disfrute del tacto y de mi boca salió un suspiro entrecortado.
-Quédate hoy cariño.- Susurró en mi oído aquel apodo que yo había reclamado para nuestra relación. -Aunque sea sólo hoy, conmigo.
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Promesa.
Fanfic𝙽𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚜 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎. ----- 𝙴𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚒 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚞𝚗 𝚖𝚊𝚕 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘, 𝚞𝚗𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝𝚊𝚛. ----- ¿𝙼𝚎 𝚊𝚖𝚊𝚜 𝚝𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚢𝚘 𝚊 𝚝𝚒? ----- 𝙶𝚛𝚊𝚌𝚒𝚊𝚜...