Desperté sobresaltada, sentía el sudor correr por todo mi cuerpo. Una luz iluminaba la habitación en la que me encontraba, sabía que era tenue y aún con eso, pareció como si hubiera visto el sol directo, tenía un tubo conectado a la vena de mi brazo, por la que supuse, pasaba suero.
Examiné el espacio, exaltada, intentando comprender la situación. Miré la máquina que marcaba mi pulso. El sonido retumbaba en mi cabeza y comenzaba a desesperarme.
Así que sin nada de cuidado, arranqué de mi cuerpo todos los tubos y cables que se conectaban a mi. La máquina dejó de sonar y mi cabeza pudo descansar un poco.
Examiné más a fondo mi cuerpo, llevaba en él varias vendas que, al retirarlas, mostraban rasguños y cortes que se veían de hace tiempo, podría incluso decir que estaban curadas por completo.
Mi cabeza también llevaba una venda, la quité igual que todo lo demás. Toqué un poco intentando descifrar que es lo que tenía, solo pude sentir un par de puntadas en el costado izquierdo, que al igual que lo demás, se percibía casi curado.
Una luz roja inundó la habitación y luego una alarma sonó. Otra vez, el sonido retumbaba en mi cabeza, sonaba tan fuerte que sentía que mis tímpanos explotarían, un par de minutos después entraron algunos médicos alarmados, cuando terminaron de entrar todos, me miraron con una mezcla de emociones, entre confusos, aliviados y molestos.
-Santo Dios, que susto- Habló uno de los médicos. -Señorita, recuestese en la camilla por favor, si acaba de despertar no es bueno que esté así.
Ahora, era yo quién los miraba con confusión.
-Señorita, no nos haga sedarla- Me dijo otra médica. -Necesitamos revisar que todo esté bien, y usted ya se sacó todas las vendas y cables.
Con desconcierto, me recosté en la camilla y los médicos se acercaron a mi.
-Creí que sería más difícil- Habló de nuevo el doctor. -Bien, siga mi dedo por favor- Hice lo que pidió y luego me hizo abrir la boca. Hizo todos los exámenes pertinentes y luego volvió a hablar. -Bien, señorita ¿Sabe su nombre?
-Isabelle- Contesté sin más.
-Okey, ¿Trabajas?- Asentí -¿Puedes decirme de qué?
-CNP, Inspectora jefe.
-Bien, ¿Sabes dónde estás?
-Los Santos- El doctor asintió a mi respuesta.
-Así es.- Lo miré. No entendía nada de lo que estaba sucediendo.
¿Por qué estoy aquí?
¿Tan mala suerte tengo que caer desde aquel puente no me mató?Ya estaba cansada de esto, ya no podría resistirlo más.
Con vergüenza en la voz y en la cara, vergüenza por mi misma y por el acto que había cometido, pregunté por la situación actual.-¿Qué hago aquí?- Los médicos me miraron y otra vez, el que parecía ser el médico responsable habló.
-Sufriste un accidente automovilístico hace un par de meses, un camión de carga chocó tu auto por la parte del copiloto. Te trasladamos de emergencia y tuvimos que operarte. Si examinas tu cuerpo, en el abdomen tienes una sutura, parte de la puerta del coche se incrustó allí. La verdad, es casi un milagro que sobrevivieras, el coche quedó hecho trizas.
Guardé silencio intentando procesar la información, sin embargo él siguió su diálogo.
-En este tiempo has tenido convulsiones y no respondías a estímulos. Si te soy sincero creí que no despertarías. Tuviste dos paros cardíacos en este tiempo, el primero fue bastante más leve que este último. No solo fue el paro cardíaco, dejaste de respirar, convulcionaste y expulsaste sangre.
Luego, moriste, por al menos dos minutos y medio.

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Promesa.
Fanfiction𝙽𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚜 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎. ----- 𝙴𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚒 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚞𝚗 𝚖𝚊𝚕 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘, 𝚞𝚗𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝𝚊𝚛. ----- ¿𝙼𝚎 𝚊𝚖𝚊𝚜 𝚝𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚢𝚘 𝚊 𝚝𝚒? ----- 𝙶𝚛𝚊𝚌𝚒𝚊𝚜...