Diciotto.

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La noche pasada fue muy agradable y hoy me encuentro muy feliz, a pesar de la situación general. Gustabo me regresó a casa a eso de las tres de la mañana, habíamos pasado esas horas en la playa, siendo realmente felices.

Me siento como adolescente ahora mismo, con ganas de verlo y pasar todo el día con él.

•••

De camino al trabajo me topé con aquel dúo dinámico, yo iba en coche y ellos caminando. Me acerqué a ellos e hice sonar el claxon, cuando voltearon fue que hablé.

-Hola guapos, ¿Los llevo a algún lado?

-Me temo, señorita, que no estoy libre, pero aquí mi amigo sí.- Respondió Gustabo.

-Una lástima, me había gustado mucho usted, pero bueno, que su amigo no está nada mal.- Horacio rió y se acercó un poco más a la ventanilla del lado del copiloto.

-Bueno, entonces yo si acepto, es un gusto señorita, mi nombre es Horacio- Me dijo en tono coqueto y alzó las cejas en sugerencia

-El gusto es mío, puedes llamarme Dea.- Gustabo subió de copiloto y Horacio en los asientos de atrás.

-¿Dea? ¿Y eso porqué?- Me cuestionó Gustabo una vez puse en marcha el coche.

-Dea significa Diosa en Italiano, algo sencillo, humilde, como yo.

-Ja, si si, humilde dice.

-¿De qué te ríes? È la verità.

-¿Qué? ¿Qué idioma es ese?- Preguntó Horacio.

-¿Qué idioma será? Pues italiano Horacios, italiano.

-No sabía que hablabas italiano.

-...Ostia, menudo déjà vu acabo de vivir. Soy italiana Horacio, por eso hablo italiano.- La cara que pusieron ambos, de sorpresa, me hizo entender que ninguno de los dos sabía que soy italiana.- Dios santo, ninguno de los dos lo sabía.

Justo habíamos llegado a comisaría y yo ya estaba estacionando el coche, cuando bajé fui seguida por aquel par detrás pidiéndome perdón por no saber mi nacionalidad. Afortunadamente nos encontramos a Volkov y me salvó de aquella situación tan cómica e incómoda.

-Isabelle, justo estaba a punto de llamarte.

-Ah, pues ya no hace falta ¿Qué necesitas Volkov?

-Патруль, чтобы поговорить о некоторых вещах.

-Ah, Это очень важно?

-Да, вполне.

-Ok, ok, entiendo. Entro en servicio y procedemos a fugarnos.- Caminé a la máquina para pasar mi tarjeta y luego a armería para tomar mi pistola, taser y radio.

-Isa, perdonános, es que nunca lo habías mencionado y hablas muchos idiomas.- Se quejó con pucheros Gustabo.

-Gusnabo tiene razón, hablas muchooooooss idiomas, no podíamos descubrirlo así.

Suspiré y volteé para verlos. -No me molesta, tranquilos.

-¿Segura?- Preguntaron al únisono.

-Sí, pero desafortunadamente ahora tengo que irme.

-¿Vas a ir con el cabeza-hormiga?- Miré a Gustabo con una ceja alzada.

-Se llama Volkov y es tu superior, mamabuebo. Y sí, iré con él.

-Siempre haz patrullado mucho con el comisario ¿No?- Me seguía discutiendo Gustabo.

-No siempre, pero supongo que en los últimos meses sí. ¿Por qué? ¿Estás celoso, Gustabín?- Su mirada se desvío de la mía. - Bueno, Caro, debo irme. Adiós Horacio.

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