Hay momentos en la vida que uno pensaría; no son reales. ¿Cómo puedes saber qué es verdad y qué no lo es, si todo lo sientes real? ¿Cómo te das cuenta de lo que es realidad y de lo que es un sueño?
•••
Estos tiempos me la he pasado patrullando, cuando la cabeza no me mata, está claro. No he convivido mucho con alguien, ni siquiera con Gustabo.
Aunque he notado que se la pasa en comisaría, incluso cuando Horacio no está, cada que salgo de mi oficina, de la comisaría o cuando entro, siempre está ahí. Igual que yo.
Quizá sólo intento hacer creer a mi cabeza que aún hay algo entre nosotros, no lo sé, soñar no cuesta nada.
Ahora mismo son las diez con cuarenta y dos de la noche, si bien no es la mejor hora para estar por las calles, tampoco siento que sea lo mejor estar en casa, así que heme aquí, caminando a los alrededores de garaje central para ver si encuentro algo interesante que hacer, a las casi once de la noche...
Casi no se escuchan ruidos al rededor, sólo algún carro que pasa y luego nada, ni siquiera algún insecto, claro, casi no hay vegetación.
Vi a lo lejos un restaurante de comida rápida, algunos recuerdos fugaces, de cuando era lo único que Tom y yo comíamos, se cruzaron por mi mente. Buenos momentos.
Crucé aquella puerta de cristal y me senté en una de las mesas del fondo, no había nada y sólo se escuchaba una melodía baja en el lugar. Un chico se acercó a mí y tomó mi orden.
Unos minutos después se acercó de nuevo con una charola en mano.
-Muy bien, una hamburguesa con extra queso y una Coca-Cola fría. Que disfrute su comida.- Dijo y se marchó.
Tomé la hamburguesa entre mis manos y la mordí, mastiqué y tragué. Entonces una mueca de disgusto se apareció en mi rostro. Otra vez, no terminaba de distinguir el sabor de la comida. Sorbé mi bebida, lo mismo, si no supiera que es Coca-Cola, ni siquiera hubiera adivinado que lo es.
Seguí comiendo, aunque ni siquiera sabía si realmente me llenaba o no.
Terminé y dejé el dinero sobre la mesa, luego salí y caminé a una banca que se encontraba cerca.Después de unos minutos mi celular vibró con un mensaje.
-Isabelle, ¿Dónde estas?
-Vine a tu departamento y todo se ve apagado.
-¿Estás dormida?
-Necesitamos hablar.
La pantalla reflejaba los mensajes que Gustabo me envió.
-Tengo la llave de tu departamento.
-¿Puedo pasar?
Abrí el chat para responderle, aunque realmente no tenía muchas ganas .
-No estoy en casa. Pero supongo que puedes pasar.
-Ah, ¿Dónde estás?
-Fuera.
-Isabelle, por favor, realmente quiero hablar contigo.
Me quedé pensando unos minutos y luego le envié mi ubicación, sin decir más.
-Gracias, voy para allá.
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Promesa.
أدب الهواة𝙽𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚜 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎. ----- 𝙴𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚒 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚞𝚗 𝚖𝚊𝚕 𝚜𝚞𝚎ñ𝚘, 𝚞𝚗𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝𝚊𝚛. ----- ¿𝙼𝚎 𝚊𝚖𝚊𝚜 𝚝𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚢𝚘 𝚊 𝚝𝚒? ----- 𝙶𝚛𝚊𝚌𝚒𝚊𝚜...