Nove.

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Desperté con un dolor de cabeza horrible, en el sillón del penthouse de Tom, había botellas por doquier y el anfitrión tirado en el piso.

-Carajo, tengo que dejar de hacer esto.- Me encaminé a tomar mis prendas faltantes y las llevé conmigo hasta el baño de Tom. Me dí una ducha con agua tibia. Cuando por fin salí Tom se hallaba sentado en su sofá y al escucharme me miró.

-Buenos días.- Dijo con voz ronca.

-Días, porque buena la resaca que tenemos.- Caminé hacia él y me senté a su lado. -No se tú pero yo tengo que trabajar, así que, me retiro.

-No, espera, yo también voy, dame diez y estoy listo.- Lo ví correr al baño y mientras revisé mi teléfono.

Han pasado tres semanas desde el múltiple “robo” que organicé cómo entrenamiento, Tom y yo tenemos mejor relación y, hasta puedo decir que una amistad. Después de la plática sobre nuestras familias nos dedicamos a tomar como si no hubiese un mañana.

Tres semanas atrás.

-Bueno, a ver ¿Desde cuándo sales con Pierce?

La voz entrecortada de Tom, por causa del alcohol se escuchó por toda la habitación.

-Desde el primer día que llegué aquí- Mi voz estaba igual que la de él. -Es guapo el bastardo, aún así, le he dejado claro que no va a pasar nada más entre nosotros. ¿Te puedes creer que quiere que me quedé aquí por él? ¿Quién se cree, Leonardo DiCaprio?

Me miró expectante antes de hablar -Bueno, yo también te pediría que te quedaras por mi si tuviéramos una relación. No lo culpo, pero, yo tampoco me quedaría por él.

Y la habitación se llenó de risas tras eso, sí habíamos tomado alcohol, pero también habíamos fumado otra cosita, así que nuestro cerebro no reaccionaba de la forma más coherente.

Presente.

En estas tres semanas no he sabido nada de Ivanov, me preocupa más de lo que quisiera, afortunadamente en un par de semanas por fin regresaré a Los Santos y le pediré explicaciones a todos.
Entre ver Instagram y Twitter se me pasaron los minutos y escuché a un Tom emocionado.

-Ya estoy ¿Nos vamos?- Lo miré con una sonrisa y asentí mientras me paraba.

-Estás muy de buenas Tom. ¿Algo que deba saber?

-No, nada, solo me alegra que estés aquí.- Sonreí aún más con eso y caminé al ascensor una vez que tomé mis cosas.

-Pues a mí también me alegra estar aquí.

Tres semanas menos un día atrás.

-¿Qué mierda?- Había despertado en una cama que definitivamente no era mía, no recordaba mucho de anoche y para ser sincera no sé si quiero hacerlo.
Algo se removió a mi lado y miré en esa dirección, Tom estaba abriendo los ojos. Pareció de película la reacción de ambos pues gritamos al darnos cuenta de la situación en la que estábamos porque, encima, no éramos los únicos, había otra chicha en la orilla de la cama.

Menudo susto le metimos, entonces nos dijo que habíamos bajado cuando estábamos con el alcohol y, bueno, otras sustancias haciendo efecto en todo su esplendor, al parecer terminamos haciendo un trío con ella...

Presente.

Llegamos a comisaría hablando de lo que pasó anoche y riéndonos de los sucesos. Cuando entramos, Pierce se acercó a nosotros.

-Isabelle, ¿Puedo hablar contigo un momento?

-Claro- Él miró a Tom y después le seguí yo -Tom ¿Me esperas en mi oficina?

Promesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora