Uno.

69 4 0
                                    

Caminaba por las calles de Los Santos, había mucha gente, gente que llevaba ya años viviendo aquí, y otra tanta que apenas llegaba.

Miraba a mis alrededores deteniéndome a admirar.

Aunque no encontraba nada impresionante.

Seguí mi camino hacia mi destino.

Mucho alboroto, como siempre en este lugar.

A las personas les gusta pasar el tiempo aquí, siempre puedes conocer a alguien con quien congeniar muy bien.

Caminé a un aparcamiento, dejé mi coche aquí la noche pasada, había tomado mucho y no quería tener ningún tipo de problema, así que caminé a casa.

Ahora me arrepiento, tener que estar aquí y tolerar a las personas que gritan sin cesar no es algo que me agrade.

Quité el seguro de mi coche y subí en el.

Ví como la gente se juntaba en un círculo alrededor de algo, o alguien.

Prendí el motor esperando a que se calentara un poco antes de arrancar.

La gente empezó a gritar.

Peleas, como siempre.

Bajé del coche y lo cerré, seguía prendido.

Me acerqué al tumulto de gente, pasando entre ellos para llegar al frente.

Un tipo pelinegro y otro con cabello rosa mírame a huevo peleaban, vaya, que sorpresa.

Rodé los ojos, estaba cansada de este tipo de peleas.

-¿Por quién apuestas?- Me preguntó un tipo en una especie de susurro-.

-Le voy al pelinegro- Contesté de igual forma sin mirarlo.

-Si, también le voy a el, ya ha ganado muchas peleas, es todo un máquina.

-No me digas, que interesante- Hablé de forma sarcástica.

Y efectivamente, minutos después el de cabello rosa estaba tumbado en el suelo, sin poder moverse por el dolor.

El pelinegro se levantó y alzó los brazos en señal de triunfo.

Me daba la espalda.

Las personas gritaban, unas de felicidad festejando el haber ganado la apuesta, otras, por el contrario, quejándose por haber perdido dinero.

Di la vuelta regresando a mi coche.

-¡Espera! -Alguien gritó, subí de nuevo al carro y cerré la puerta- Espera- Repitió y tocó mi ventanilla haciéndome una señal para que la abriera y así lo hice-  Apostaste por el pelinegro y ganó, toma tu dinero- Extendió su brazo con un billete de diez dólares en la mano-.

Lo mire incrédula «¿Es enserio?» -No los necesito, quedatelos- Arranqué y me fuí de ahí.

Apenas empezó el día y ya me lo están jodiendo, que novedad.

...

En definitiva hoy no es mi día, había olvidado unos papeles y mi casa está a tomar por culo.

Manejé sin mucho cuidado y un tanto rápido, no estaba para perder más tiempo.

Al llegar a casa entré casi corriendo, tome el folder verificando que fuera el correcto, aproveché para tomar dinero en efectivo y salí de la misma forma que entré.

Subí a mi coche y manejé a mi trabajo.

Al llegar pasé mi tarjeta para entrar en servicio y anotarme en la libreta de asistencia, entré a los vestidores y me cambié.

Promesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora