Vienti.

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Desperté a poco escuchando un leve pitido, después, cuando fui conciente otra vez de la situación, me levanté de la camilla en la que me encontraba. Sin desconectar nada ésta vez, simplemente me quedé parada allí sin hacer nada, otra vez aquella sensación de que lo que vivía no era real.

Miré mis pies y los moví, intentando sentir el piso, sin embargo, no lograba procesar si lo que sentía era eso realmente. Volví a la camilla, sentándome ésta vez, esperando a que por arte de magia alguien cruzara la puerta.

Y sí, pasó, la puerta de abrió dejando ver a una doctora de cabello azabache, un par de centímetros más baja que yo y con un cuerpo común, sin mucho ni tan poco.

-Buen día señorita, uno de mis enfermeros me dijo que despertó, me alegra que esté de vuelta con nosotros.

-Si... ¿Cuándo podré irme?- Entre cerré los ojos, intentando distinguir su rostro.

-No coma ansias, debemos revisar que todo esté bien y revisar su conducta un par de días, sobre todo por el golpe de la cabeza, ya sabe, precauciones.

-Ajá, entonces, no podré salir en un par de días.

-Así es, por favor, déjeme revisarle.- Hizo casi el mismo procedimiento que el enfermero de anoche, con un par de diferencias insignificantes.- Muy bien, parece que todo está en orden, en unos momentos vendrán unos enfermeros para trasladarla a la sala de tomografías para revisar que todo esté correcto.

-Si claro. Oiga, ¿Sabe si está aquí el comisario Volkov?

-Oh, no, no lo sé, pero enseguida me comunicaré con él. No se desconecte de nuevo por favor.

Una vez más quedé sola en aquella habitación. No esperé tanto hasta que la puerta volvió a abrirse y pude ver la silueta de Viktor.

-Isabelle, que alegría me da verte despierta.- Tomó un banco y lo colocó junto a mi camilla, tomando asiento.

-Ya, ¿Tú me explicas mejor lo que ha ocurrido?

-Pues te ha chocado un camión, estabas en persecución por un código 3 y en un momento donde quedaste atrás de todos fue que te chocaron. Afortunadamente no ha sido mortal. Temía perderte a ti también.- Me quedé viendo su rostro fijamente, examinándolo lo más que podía. Casi intentando ver a través de él. -¿Pasa algo Isabelle?

-No puedo ver tu rostro.- Me miró con el ceño fruncido. -Es borroso, como cuando no te veo y solo está mi cerebro intentando recrear la imagen de tu cara ¿Me explico?

-Seguramente será el golpe, le diré a la doctora, que te revise muy bien.

Después de eso llegaron un par de enfermeros, a ninguno le podía ver el rostro, sin embargo nadie se notaba realmente preocupado por eso, me llevaron a la sala mencionada por la doctora, y luego a otra, y a otra, y a otra, así hasta que el día otra vez terminó.

-Muy bien, mañana estarán los resultados, pero de momento todo parece ir bien, intente descansar señorita.- Se despidió la doctora y salió de la habitación, yo me quedé acostada de nuevo, viendo el techo completamente blanco. Luego volví a perderme.

•••

Ahora mismo me encuentro en la sala de espera del hospital, esperando a que Gustabo termine de hablar con la doctora que me atendió hace unos días, se supone que debo venir a revisión cada cierto tiempo para corroborar que todo siga bien. Aunque es verdad que no termino de comprender porque siempre le dice las cosas a Gustabo y no a mí.

Promesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora