Honestidad

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Jimin aguardaba en el consultorio de su cardiólogo. El lugar, aunque ordenado, tenía ese aire impersonal característico de los hospitales. El aroma a desinfectante se mezclaba con el ligero susurro de conversaciones médicas provenientes de otras salas. 

Había llegado puntual a su cita, como siempre, y esperaba con cierta ansiedad que el doctor So revisara los resultados de los estudios. Últimamente se había sentido más fatigado de lo habitual, y aunque prefería pensar que era solo el cansancio acumulado, temía que su estenosis valvular pudiera haber empeorado. Desde que le diagnosticaron la condición, había optado por un tratamiento a base de medicamentos en lugar de un procedimiento quirúrgico. Quería seguir así. 

El doctor So hojeaba los estudios en silencio, su mirada fija en las cifras y gráficos, mientras Hyeri, una interna que asistía al cardiólogo, permanecía de pie cerca de la puerta, tomando notas. Jimin no pudo evitar sentirse incómodo con su presencia. Sabía que Hyeri tenía sentimientos por Yoongi, su prometido, algo que ella no había intentado ocultar demasiado. 

—Supe que se comprometió con el doctor Min —comentó el doctor So, rompiendo el silencio mientras revisaba los papeles—. Felicidades. ¿Ya tienen fecha para la boda? 

Jimin, quien estaba sentado con las manos entrelazadas sobre su regazo, levantó la mirada algo nervioso. 

—Ah… gracias, doctor. Aún no hemos elegido una fecha. Yoongi hyung está terminando su residencia y quiero que se concentre en eso primero. 

Hyeri, aparentemente absorta en sus notas, levantó la mirada al escuchar el nombre del alfa, pero no dijo nada. 

—Eso tiene sentido. Es un paso importante. ¿Ha recibido ofertas de otros hospitales? —preguntó el médico, dejando los estudios sobre la mesa. 

—Creo que sí —respondió Jimin con una pequeña sonrisa—. No hablamos mucho de eso, pero Yoongi quiere quedarse aquí. Le gusta este lugar y, además, está cerca de mi cafetería y nuestra casa. 

El doctor asintió, pero su expresión comenzó a tornarse más seria, algo que Jimin notó de inmediato. Su corazón dio un vuelco. 

—Bien, Jimin, tengo dos noticias que darte —comenzó el médico con un tono cauteloso—. Primero, tu condición cardíaca no ha empeorado. 

Jimin sintió un breve alivio, pero este fue rápidamente eclipsado por la pausa que siguió. 

—¿Y la otra noticia? —preguntó, con una mezcla de nerviosismo y temor. 

El doctor se acomodó las gafas y lo miró directamente a los ojos. 

—Estás embarazado, Jimin. Tienes 14 semanas. 

El omega se quedó en silencio, sus labios entreabiertos por la sorpresa. ¿Cómo era eso posible? Él y Yoongi siempre habían sido cuidadosos, además de que, como omega recesivo, quedar embarazado era poco común. 

—Pero… yo he estado tomando anticonceptivos y… —balbuceó. 

—Es posible que alguno de los medicamentos que te recetamos para la estenosis haya interferido con la efectividad de los anticonceptivos —explicó el doctor, tendiéndole los resultados para que los revisara él mismo. 

Antes de que pudiera procesar por completo la información, Hyeri intervino con un tono profesional, aunque distante: 

—Jimin, debido a su condición cardíaca y al posible efecto de la medicación en el desarrollo fetal, sería prudente considerar la interrupción del embarazo. 

El omega levantó la mirada hacia ella, su mandíbula tensa. 

—No. Yo quiero seguir con mi embarazo. 

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