19 de marzo
Me volví loca.
No literalmente, pero no puedo dejar de pensar en la conversación que he tenido con Sky. No es algo que le haya contado a Marco, ni siquiera intenté hacerlo. Pero lo ocurrido aquella tarde no deja de dar vueltas en mi cabeza como un carrusel.
Nada ha cambiado entre nosotros durante los últimos días y, para mi sorpresa, no quiero que cambie. Sé que para Marco significa más que solo sexo y no he dejado de preguntarme qué significa entonces lo que tenemos para él. No somos novios y creo que es demasiado pronto para hablar de amor o sentimientos, me causa intriga saber en qué punto se encuentra, pero abordar el tema me causa pánico.
Entonces vienen a mí las palabras de Sky, que me haya pedido que me aleje de él y le de vía libre para retomar su amor. Pero simplemente no puedo hacerlo.
Pienso en volver a mi aburrida vida de antes y una sensación de vacío me invade el estómago. Y no es solo por su comida o el sexo, sino que pensar en no tener su compañía me hace sentir enferma. Me he acostumbrado a él, a su presencia, a sus palabras, a sus chistes para nada graciosos y, ahora también, me he acostumbrado a su perro.
Sé que Sky lo intentará, de su boca han salido las palabras explícitas de que intentará recuperarlo. Si la elige, ¿qué pasa conmigo?
He creado escenarios catastróficos y tremendamente dramáticos en los que un día Marco se aleja de mí y dice que no quiere volver a verme porque Sky y él han regresado. Y yo me muero en el olvido de su abandono. No quiero eso para mí, no quiero que me afecte tanto la perspectiva de su partida. Pero no puedo evitar sentirme mal al pensarlo.
Y la única conclusión a la que puedo llegar es que no quiero que se vaya.
No quiero una guerra con su exnovia, esto no es para nada una competencia entre ella y yo. Pero, muy en el fondo de mí, quiero que me elija.
Nunca antes me había sentido así, porque en realidad nunca fui la opción de nadie. Siempre había quedado relegada al final de una larga lista en la que mi ser no fue suficiente siquiera para ser considerada. Pero ahora lo soy y quiero ser yo la primera opción.
Anoche le envié un mensaje a Emilia para encontrarnos para almorzar en su descanso del trabajo. Ivy está fuera de la ciudad por lo que no podrá unirse a nosotras. Mimi quizás es la única persona con la que puedo hablar de esto, teniendo en cuenta que conoce muy bien tanto a Marco como a Sky, y necesito hablar con alguien sobre lo que me está pasando antes de descender por completo en la locura.
Me encuentro fuera del laboratorio esperando a que Emilia salga. Hemos decidido hacer una reservación en un restaurante cerca de aquí para no perder tiempo buscando sitio, teniendo en cuenta que tenemos horarios un poco limitados para almorzar. Solo contamos con una hora y lo que necesito hablar es extenso.
Emilia sale por las puertas con Marco siguiéndola detrás, tiene la bata de laboratorio desprendida y vuela a sus costados ante su caminar rápido, puedo ver que sus labios se mueven, mientras le dice algo a mi amiga y agita sus manos gesticulando, lleva en ellas guantes de látex, como si lo hubiera sorprendido en medio de una tarea.
—¿Por qué no me avisaste que vendrías? —pregunta en cuanto me ve y se coloca delante de Mimi.
—Porque he venido a ver a Emilia, no a ti.
Mi amiga ríe y lo empuja hacia un costado.
—Ve dentro, estabas trabajando —le pide ella riendo—. Le dije que saldría a almorzar contigo y dejó todo para seguirme.
Me pregunto por qué tiene que ser así. Tiene este tipo de reacciones graciosas y a la vez entrañables, que me gustan más de lo que deberían. Es tan espontáneo y desinhibido, como si nada le importara al actuar.
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Dulce Amor Navideño
RomanceElla lo detesta; a él le encanta molestarla a costa de eso. Ella lo conoce desde hace años; él no la recuerda. Ella ama las mariposas; él la llama Butterfly. Callie atravesó tres tragedias en su vida. La primera a los siete años, cuando perdió a su...