Capítulo I

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Hoy es viernes, así que Madison y yo vamos al centro comercial de la periferia. Solemos hacerlo cada semana, aunque a veces no compramos. Sólo es un método para desestresarnos. Cuando más solemos comprar es en épocas de exámenes, ya que a veces la compra compulsiva me ayuda a relajarme.

Después de haber visto varias tiendas de ropa y maquillaje, acabamos agotadas en unos sillones de un Starbucks. Pedimos un par de batidos y tarta de queso y nos relajamos: después de casi cinco horas dando vueltas mirando ropa, creo que nos merecemos un descanso.

-Es el deporte más practicado por chicas en el mundo-comenta Madison, entre risas. Se quita su chaqueta tejana y se peina un poco su cabellera pelirroja. Tiene el pelo ondulado y refleja la luz de las lámparas del salón de Starbucks. 

-Bueno, es que de hecho no conozco a ningún chico que se patee el centro comercial cien veces cada viernes-le digo. Llega el camarero con lo que hemos pedido y empezamos a tomarnos el batido. 

-¿No? Pues alguna que otra vez he visto a Charles, a Tom y a Shawn.

-Bueno, a ellos les gusta vestir bien.

-¿A Shawn también?-pone cara de incrédula, creo que imitando a una de nuestras profesoras. Ambas reímos.

-Que sea gótico y que a ti no te guste cómo vista no significa que no se vista bien-me río y tomo un poco batido.

-Sí, y también he visto alguna vez a ese chico de tu clase, ese tan, tan...

-Si no me dices qué tan es, no puedo saber a qué te refieres.

-Tan flexible, coño, no me salía la palabra.

-Ah, Diego.

-Sí, ese. Está como un tren eh.

-No sé, nunca me he fijado demasiado. 

-¿No? Pues con lo flexible que es, imagínate la de cosas que te puede hacer en la cama.

-¡¿Por qué debería interesarme lo que me puede hacer en la cama?! Tengo diecisiete años y sigo virgen, para tu información.

-Pues por eso, ya va siendo hora, eh, guapa. Y perderla con él debe ser excitante, ¿no? Piensa en su miembro rasurado y...

-Madison, ya-ambas reímos-. ¿Se puede saber qué te pasa hoy? 

-Nada hija, he estado todo el día con mi hermanastro y... ¡Eh! Pero eso no cambia lo que pienso. En mi opinión, podrías intentar algo con él.

-Maddie, no me gusta. Es bastante guapo, sí, pero no me gusta.

-Nos ha jodido que es guapo, es un armario capaz de abrirse de piernas. Mira cómo estaba antes y mira cómo está ahora.

-Ya, pero... No sé, no me hace "tilín". Parece el típico popular cachas.

-Para nada, más bien diría que es un chico con dignidad, amable con todos y fuerte en todos los sentidos.

-Eso lo has sacado del perfil de la Instipedia, ¿no?-nos reímos otra vez, esta vez demasiado rato.

Hago un pequeño inciso a esta conversación tan "interesante". Ya que se ha mencionado la Instipeda (la wikipedia del colegio, es decir, todos tenemos nuestro perfil con nuestros secretos descubiertos), me gustaría hacer una descripción de Diego, ya que Madison no para de tocarme la moral hablando de él todo el tiempo. Diego tiene una historia un tanto extraña. Siempre ha sido un chico un poco rellenito, con aspecto de chico fuerte. Cuando cumplió los dieciséis años, se propuso hacer contorsionismo, y durante el verano del año siguiente estuvo entrenando duro para ponerse fuerte y para poder ser como una goma. El resultado es bastante satisfactorio, ahora es un chico que está cachas que es idolatrado por mucha gente y respetado por todos. A mí me parece muy humilde, porque tal y como ha dicho Maddie, él no es un popular que va presumiendo por ahí, él sigue con sus amigos de toda la vida. 

Pretty flexible boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora