Ride. Capítulo IX

78 13 17
                                    

Ian, John y yo corremos en dirección a la antigua casa de Diego, donde convivía con Erik

Una vez allí, nos adentramos en el edificio para seguir investigando la muerte de Diego. Siento que cada vez queda menos para saber por qué murió, por qué hay gente que le perseguía y que ahora nos persigue por habernos entrometido. Al llegar al recibidor, me paro en seco y cojo aire. Me emntalizo. Estoy preñada, no debería hacer tantos esfuerzos.

-¿Estás bien?-me pregunta John.

-Sí, sí, sólo es falta de práctica-me enderezo-. ¿A qué se referiría Diego con que "Él es un chico guapo y flexible"? No le gustaba llamarse guapo ni nada de eso, lo de ponerse medallitas no era lo suyo.

-Tienes razón-comenta Ian-, él nunca fue así. Tal vez no se refiera a él. Sino a John.

Le miro de reojo. Ian está igual de cansado que nosotros, pero parece el único queusa la razón. Comprendo por qué sugiere que pueda ser John.

-¿Por qué?-inquiere John.

-Tú también eres flexible, y si mal no recuerdo también eras su novio. Para él eras guapo, se supone.

-No tiene sentido, ¿por qué yo debería llamarle como a él le llamaban?

-Sé que parece descabellado, pero creo que tiene mucho que ver. ¿Alguna vez has estado aquí cuando Diego vivía en este sitio?

-Sí, vine un par de veces, cuando Diego se estaba iniciando en el mundo de la elasticidad. Recuerdo que subimos a su habitación y estuvimos allí estirando hasta que me fui. No hicimos nada más. La segunda vez, fue en el salón, y estuvo explicándome lo que le pasaba con Erik, aprovechando que aquel día él no estaba en casa.

-Si lo que me dijo se refiere a ti-concluye Ian-, significa que lo que buscamos debe estar en alguno de los sitios en los que estuviste con él-John y yo asentimos con la cabeza.

Nos dirigimos al salón, la estancia más cercana y desmontamos lo poco que queda de él después del incendio. Y entonces caigo en la cuenta de que alguien quemó la casa cuando Erik desapareció, así que si había algo ya no debe estar. Se lo comunico a Ian pero él parece empeñado en seguir con la búsqueda, pero esta vez en la habitación de Diego. Subimos las escaleras hasta alcanzar la trampilla y llegar a su habitación. La estancia sigue igual: destrozada y con un montón de papeles revueltos, con dos líneas en el parqué que recuerdan que alguien descargó su ira contra él (probablemente Erik), un archivador viejo que parece la torre de Pisa, y sus muebles estilo retro desperdigados por el suelo, en su mayoría rotos. Observo todo al detalle, pero no consigo ver nada diferente de la última vez que vine.

Por un momento miro por la ventana. Disimuladamente, observo cómo Madison se esconde tras la valla del vecino y nos observa.

-¡Agachaos!-grito-Despacio.

-¿Qué pasa?-inquiere John.

-Acabo de ver a Madison espiándonos.

-Creo que deberías hablar con ella.

-Sí, puedo ir tan tranquilamente y preguntarle si me está espiando.

-No, me refiero a que la cojas y la interroguemos. Tal vez sepa algo.

-Tienes razón. Hay que dispersarnos. Yo saldré por la puerta principal y caminaré por la calle. La veré por sorpresa y me pararé a hablar con ella. Que alguien vaya por detrás y la coja. Y otro que se asegure de que no se escape.

-Vale-dicen los dos a la vez.

Ejecutamos el plan con cierta torpeza, pero al menos la primera parte sale bien: me encuentro casualmente a Madison y entablo conversación con ella. Y, cómo no, lo primero de lo que quiere hablar es de lo que estoy haciendo en casa de Erik. Mientras, John, con una cuerda que ha encontrado en el jardín, se acerca a ella por detrás, e Ian le acompaña. Pero justo cuando está a punto de acercarse, se gira y le pega una patada en la entrepierna. John cae vencido e Ian se queda mudo. Tardo en reaccionar, y me cuesta hacerlo porque Madison es mi amiga, bueno, al menos lo era, pero después de lo que le han hecho a la madre de Ian, se lo merece.

Pretty flexible boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora