-¡Oh, no!-me despierto alarmada- ¡Megan!
-¿Se puede saber qué te pasa, Alice?-Diego se despierta frotándose los ojos, con el sueño aún encima.
-¡Se me había olvidado por completo! ¡Corre!-me levanto y me pongo unos tejanos cortos y una camiseta. Me pongo los zapatos y me miro al espejo. Han pasado ya tres días desde lo de carrera, o sea que a lo mejor es demasiado tarde. Espero que no...
-Sigo sin entenderte-se da la vuelta y pone la cara en la almohada.
-¡Van a construir en el terreno donde estaban Megan y Faith!
Diego da un respingo y se levanta de golpe. Se viste corriendo y los dos bajamos para ir a hablar con el propietario del terreno. Andamos por la calle hasta llegar a mi casa y, después, nos dirigimos calle abajo hasta la entrada al pequeño bosque. Pasamos por pequeños caminos de hierba hasta llegar a un claro. Pero está vacío. Me derrumbo y caigo al suelo de rodillas.
-Eh, levanta-me dice Diego-. Puede que nos hayamos equivocado de camino. A lo mejor este no era el claro. Fíjate en cuántos hay ahora, es como si los estuviesen contruyendo expresamente.
Levanto la mirada llena de lágrimas, me las enjuago y veo lo que dice Diego: han estado construyendo claros en el bosque, repartidos de forma equitativa y cuadriculada, como si visto desde el cielo pareciese una figura.
-¡Ven!-Diego me coge de la mano y corremos hasta llegar un poco más adelante, donde hay otro claro. Y así hasta peinar nueve claros sin resultado alguno- ¿Nada?
-No...-me agacho e inspecciono el suelo- Me temo que hemos llegado tarde-cojo una flor del suelo, reconociéndola, reconociéndola por haberla plantado y regado yo misma. Rompo a llorar y noto cómo Diego se agacha y me abraza, mientras mira la flor.
-Lo siento, Alice, yo... Ojalá hubiésemos venido antes.
Y así es la forma en que una pierde a su hermana por segunda vez. Justo cuando creo que mi vida estaba rozando la perfección, pierdo a otra persona.
Mi hermana, que nunca ha podido estar a mi lado de forma material, con la que siempre me he sentido identificada, a la que intentado revivir plantando flores encima de sus cenizas, a la que siempre he tenido como referente. Aquélla a la que nunca podré volver a ver. Ni siquiera podré sentir que la tengo a mi lado.
Alzo la cabeza y, mientras lloro, saco de mi bolsillo un mechero.
-¿De dónde has sacado ese mechero?-pregunta Diego.
-Es tuyo, y no me gusta que fumes-respondo, llorando-. Así que te lo quité. ¿Tienes tu botellín de whisky?
-¿Qué pretendes?-me pregunta, mientra saca del bolsillo de su cazadora un botellín con un poco de whisky. "Para emergencias anímicas", pone en la etiqueta que lleva puesta- ¿No querrás quemar todo esto?
Derramo el whisky en el suelo y me reservo un trago. Me lo bebo y enciendo el mechero, de modo que todo el alcohol se convierte en una llama. Lanzo la flor, mientras lloro. Rompo el botellín y con un cristal me corto la palma de la mano, de modo que empiezan a gotear sangre y lágrimas encima de la llama.
-Megan-digo, ahogada en mis lágrimas-. Te quiero. Nunca te olvidaré. Espero que me perdones algún día, por haber sido tan cabezota y haber echado tus cenizas por aquí-me río entre lágrimas-. ¿Recuerda cuando me trajiste aquí por primera vez? Hace tanto tiempo ya... Yo sólo era una niña. Pero aún te siento aquí como aquel día. Descansa en paz, y en serio te pido disculpas por haber olvidado venir aquí antes de que fuese demasiado tarde-me enjuago los mocos con la manga de la camiseta-. Perdóname.
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Pretty flexible boy
Teen Fiction[Pretty flexible boy] Alice es una chica de diecisiete que apenas ha tenido contacto con los chicos. Relacionarse con la gente siempre se le ha hecho difícil, más teniendo en cuenta los nervios que le causan algunas situaciones. Y cuando se enamora...