[¡Cuidado! ¡Este capítulo contiene prosa explícita, es decir, se narran actos sexuales con total libertad! ¡Lee bajo tu propia responsabilidad!]
Se aproxima el momento. Subo las escaleras y lo hago lentamente, no sé si para atrasar lo inevitable o para darle más emoción. Creo que en el fondo es eso lo que me excita de todo esto. Mi indecisión fingida, porque si por mí fuese, lo habría hecho encima de la mesa con los dos mientras comía sushi simulando comer otro tipo de cosas.
Al llegar al final de la larga escalera, camino un poco hasta toparme con la puerta de la habitación de Diego, que está a la derecha de la mía, justo enfrente de las escaleras. La puerta, entrecerrada, deja pasar diferentes ruidos, ruidos que normalmente no sería capaz de oír pero que ahora, frente a una situación tan novedosa, soy capaz de percibir. El castañeo de los dientes de John es, probablemente, lo que más se oye. El ruido de ropa moviéndose, el sonido de la risa de Diego al ver los nervios de John son, probablemente, lo más destacado, después del roce de la dentadura de John. Después hay otro tipo de ruidos, menos relevantes, como el viento en la ventana, el golpear de las esposas contra el cabezal de hierro negro, etc.
John y Diego están metidos en la cama, tapados hasta arriba. La tenue luz de las lamparitas de noche me permite ver cómo están: Diego está relajado, apoyando su cabeza en sus manos, mientras se pasa los brazos por detrás, y John está con la sábana hasta arriba, intentando dejar de tiritar, de castañear los dientes.
-Alice-dice Diego-, quítate la ropa y déjala encima de la silla. Pero en ropa interior, eh. La gracia está en que nos tapemos y nos quitemos la ropa interior una vez dentro.
Hago caso de lo que me dice y me meto en la cama, en la esquina, de modo que Diego queda en medio y John en la otra esquina.
-Bien, ahora que estamos los tres ya podemos empezar...-comenta Diego, se inclina un poco y se quita los calzoncillos, de modo que no se ve nada porque tiene la sábana encima. Una vez en la posición incial, es decir, tumbado, saca la ropa interior de dentro de la sábana y la tira a un lado de la habitación. Le miro con cierta reticencia pero acabo sucumbiendo. Me quito primero la parte de arriba, y después la de abajo, porque ésta me cuesta un poco más.
John mira el techo y resopla, espantando sus nervios. Suspira hondo y, finalmente, accede a deshacerse de su ropa interiro. Le cuesta, pero una vez lo hace se queda un poco más relajado, como si lo que de verdad le costase fuese quedarse desnudo y no consumar el acto.
-Si queréis apago la luz-les comento-. Es por si estáis más cómodos así.
-Oh, no, por mí no, gracias-me responde Diego. Miro a John para ver qué quiere él.
-Hagámoslo de una vez-dice, tenso.
Diego se giro y me empieza a besar. Me besa en la boca, pero poco a poco va bajando hasta llegar al cuello. Yo, sorprendida por lo que está haciendo, me quedo pasmada. ¿No se suponía que Diego iba a salir de la habitación debido a un tirón?
Cuando está bajando por mi clavícula, se para en seco y sube la cabeza para mirar a John.
-¿Te vas a quedar de brazos cruzados?-le pregunta, dándole juego.
-¿Qué quieres que haga si estás tú con ella?-inquiere, medio cabreado.
-Que participes en lo que sea. Da igual si es con ella, conmigo o tú solo, pero haz algo.
John pone los ojos en blanco y se dirige hacia donde estoy yo. Mientras Diego me beso el cuello, John intenta parecer atrevido y me muerde el lóbulo de la oreja. Yo, que aún estoy en shock por tener a dos hombres besándome, le miro a los ojos y le empiezo a besar.
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Pretty flexible boy
Teen Fiction[Pretty flexible boy] Alice es una chica de diecisiete que apenas ha tenido contacto con los chicos. Relacionarse con la gente siempre se le ha hecho difícil, más teniendo en cuenta los nervios que le causan algunas situaciones. Y cuando se enamora...