Ride. Epílogo

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-¡Alice!-Diego está sentado con los codos sobre las rodillas, entrelazando ambas manos y mirándonos con cara de felicidad-¡John! ¡Ian!

Se levanta de golpe y nos observa, curioso. Ve cuánto hemos cambiado (o quiero pensar que es eso) y hace un amago de besarme, pero echo la cabeza hacia atrás, haciéndole la cobra. Lo intenta con John, y sólo gira la cara, serio.

-¿Qué os pasa?-inquiere, preocupado.

-Nos debes muchas explicaciones, Diego. No nos fiaremos de ti hasta que encontremos una respuesta lógica. Y pruebas. Muchas pruebas-respondo, seria.

-Muy bien, sentaos-todos tomamos asiento en un salón espacioso que hay en una casa ubicada en Nevada. Supongo que realmente fue difícil la situación por la que pasaron para tener que cambiar de condado. Erik y Madison toman asiento en un sofá y, disimuladamente, se dan la mano. Me alegro por ellos, pero me duele el papel que han jugado en todo esto-. Todo empezó con Rebece. Ian ya os lo habrá contado.

John y yo asentimos.

-O eso creímos. En realidad todo empezó con Megan. Y entonces fue cuando empezamos a huir. Primero Erik, después yo. Y nos pusimos en contacto. Nunca lo perdimos, en realidad. Ni me agredía, ni me violaba, ni nada. Simplemente tuvimos una relación muy estrecha. Cuando tu hermana murió, Erik quedó destrozado-dirijo la mirada a Erik, y él sólo es capaz de mantenerse serio. Madison le pone una mano en el muslo y se compadece de él-. Y su único apoyo era yo, así que sí, acabamos siendo novios.

Miro el ambiente. Parece que se arrepientan, que recordar aquella época les haga daño. La habitación se oscurece por momentos, pero vuelve a entrar un tenue rayo de luz por las rendijas de la ventana. Respiro hondo. Le hago un gesto para que prosiga.

-Pasó el tiempo y las cosas se torcieron. Rebece desapareció e Ian quedó destrozado. Y empezamos a fingir nuestras muertes para empezar a desaparecer del mapa, para que no pudieran localizarnos. Pero entonces, apareciste, Alice-me acerca la mano y yo me retraigo. John endurece su expresión.

-¿Cómo lo hiciste?-inquiero, irónica- ¿Cómo conseguiste fingir tu propia muerte a la gente, incluso a la gente que te quería, Diego?

-El médico que me ayudó fue el mismo que me diagnosticó mi enfermedad años atrás. Él me ayudó a fingir mi muerte.

Hace una pausa y parece que solloce un poco.

-Fue difícil, incluso para mí, Alice. No podía llamaros, no podía hablar con vosotros de forma directa, me podían localizar. Tuve que dejar pistas y esperar a que llegarais. Erik y Madison me informaban.

-¿Y por qué con ellos sí podías hablar, Diego?-John endurece su expresión.

-Porque ellos tenían mi móvil, de modo que era yo quien les llamaba a ellos, simulando así que alguien enviaba llamadas al móvil de un muerto y el muerto no atendía a las llamadas, ya que no se grababan en el registro. 

-Eso no tiene sentido, Diego. Todo ha perdido sentido, joder-me cabreo yo sola y me empiezo a hacer paranoias-. ¿Y quiénes son los malos? ¿Realmente existen o es sólo un mito sin sentido, como todo este jueguecito?

-¡Claro que existen! Perdonadme, por favor. Yo... Aún os quiero. 

-Ha pasado mucho tiempo, Diego. No sé a qué coño venía lo del jueguecito, pero no tenía gracia-le respondo, seria.

Agacho la mirada.

-¿Qué os pasa?-inquiere, Diego.

-Diego, yo... Lo siento. Me he acostumbrado a viajar-respondo.

Todos se quedan desconcertados.

-¿RIDE?-inquiere, curioso.

-Sí, me he acostumbrado a coger tu moto y viajar sin rumbo. Me ayudaba a olvidarme de ti-me brotan algunas lágrimas de los ojos-. Ha pasado mucho tiempo, has perdido mucho tiempo. Estoy embarazada de John. 

Diego agacha la cabeza.

-Pero... Nos gustaría que siguieras con nosotros. No queremos que te separes de nosotros. Hemos perdido ya mucho tiempo, no queremos perder aún más. 

-Te queremos-finaliza John.

-Porque, sin el chico guapo y flexible, no hay historia titulada RIDE. No habría juego de pistas. No habría pasado nada de esto, Diego. Tú eres el protagonista de la historia. Has dejado nuestros mundos patas arriba y no te irás indemne. No te librarás de nosotros tan rápidamente.

-No lo dudo-se ríe. 


Han pasado ya dos años desde que pasó aquello. La vida sigue, pero en Nevada. Vivimos en las afueras de Las Vegas, y vivimos felices, los tres, cuidando a nuestra hija, Malta. Seguimos teniendo cuidado, porque Diego y Erik siguen estando en peligro.

Diego me explicó una vez que los perseguía no era nadie en concreto, era su pasado. Quedó muy poético y muy abstracto, pero poco a poco me di cuenta de que era real. Lo que le perseguía era su pasado, era todo aquéllo que escondía. 

No había nadie que le persiguiera. Era una antigua versión de él lo que le hacía esconderse de los demás.

Y eso sólo se soluciona viajando, cogiendo su moto y conduciendo hasta el amanecer. 

Así que, como dice Lana del Rey:

"And when I'm at war with myself I ride, I just ride."

¿Qué otra palabra más genuina que esa puede describir el sentido de la vida?

Ninguna. 

El secreto de la vida es coger una moto y viajar hacia el brillo del sol, buscando la felicidad.

The secret of the life is to have a motorcycle and to ride to the sunshine, looking for the happiness. 

The secret of the life is to RIDE.


RIDE - 2015-2016

¡Feliz año nuevo! ¡Hoy es el primer día de un gran año!

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Gracias por leer RIDE.









Pretty flexible boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora