Batir de Alas

EL ERROR

Cuando llegué al claro, Sam no me había detenido en ningún momento para explicarme nada. A parte de la noticia, ese comportamiento me hirió profundamente ¿No pensó en cómo me sentiría cuando me abrazó de aquel modo? Claro que no, todos los tíos son iguales; piensan en sus propios sentimientos y deseos. Me paro y observo cómo mi madre, agarrada del brazo de mi padre, apoya su cabeza en su hombro y lo agarra fuertemente, como si jamás se volvieran a ver. Por una parte me alegra verles así, pero en mi mente me imagino a Sam con su prometida agarrados el uno al otro como si la vida les dependiera de ello. Rápidamente me quito esa imagen de la cabeza e intento permanecer lo más quieta posible. Están tan felices que no me gustaría interrumpirlos, pero mi padre gira la cabeza y me llama.

-Anna, ven. - me dirijo hacia ellos algo sorprendida y cuando estoy en frente, ambos me agarran y me aprietan entre sus brazos. Parecemos una verdadera familia, como esas que aparecen en los anuncios o en las películas. Me tienen entre sus brazos y yo me dejo abrazar. Desearía que este momento durase para siempre, pero tan rápido como me abrazaron, se apartan. Ellos enlazando sus brazos me agarran cada uno por una mano. - Cariño, le he comentado a tu madre lo de la idea de tu tío abuelo. - mi madre lo mira mientras habla, con unos ojos rebosantes de felicidad, sobretodo cuando este me llamó cariño.

-Claro, pero si no me explicas de qué trata... - sonrío.

-Bueno, como sabrás, tu habitación en Serafín está conectada a tu habitación aquí en Braiton - ¿Cómo sabía él eso? Por lo que yo sé, solo mi madre lo sabía. Asiento sin entender. - Pues bueno, hemos pensado que, podríamos sustituir la localización. Aprovechando que tienes un atajo allí. Así podrás tener un camino directo a tu habitación en Luzbel. Podrás venir cuando quieras. - Ahogo un grito y les abrazo con fuerza. Los dos se empiezan a reír con ganas y yo pego saltos de entusiasmo. Justo lo que quería.

-Bien, bien , bien... - repito alegremente. Mi padre suelta a mi madre y dice:

-Bueno, es hora de irme. - mi madre se entristece, y cuando él la ve se gira hacia ella - pronto nos volveremos a ver Sarah, te lo prometo. - Se abrazan y me vuelvo a acordar del abrazo que nos dimos Sam y yo. Aparto la mirada y les dejo un poco de privacidad. Cuando termino de despedirme de mi padre, Sam sale de entre los árboles y se queda a un lado sin siquiera mirarme. Mi padre cruza el umbral del pasadizo y este se cierra con un leve crujido. Mi madre se gira hacia mí y me abraza.

-Gracias cariño - no tiene que decir por qué. Me da las gracias por haber traído a papá. Veo la felicidad en sus ojos.

-De nada mamá - reflexiono sobre el tiempo que llevo en Luzbel y me quedo petrificada. - Mamá... No pude despedirme de mis abuelos...

-Anna, cielo. Ya es hora de volver. Todas tus cosas están en casa. El tiempo ha pasado y tus abuelos están más tranquilos. No vuelvas a recordarles lo que tanto trabajo les costó superar. - reflexiono un momento.

-Tienes razón mamá. - después de decir esto, nos dirigimos andando hacia la entrada a Serafín. Con una última mirada atrás. Me despido de mi antiguo mundo, para irme a casa.

Sam no dijo una palabra durante todo el camino. Él andaba delante nuestro con rapidez y algo más rígido que de costumbre. Se casará dentro de dos veranos terrestres. Eso aquí serían aproximadamente cuatro meses y medio. Teniendo en cuenta que el primer verano acaba de pasar. Cuatro meses y medio es muy poco tiempo. Respiro hondo e intento concentrarme en mis pasos. Siento que las lágrimas están a punto de salir, pero resisto con todas mis fuerzas. No pienso derrumbarme en frente de él. No le daré esa satisfacción. Mientras recorremos el largo túnel de vuelta al castillo, mi madre me mira preocupada. 

-Anna, desde que nos fuimos te veo... mal ¿Te pasa algo? - miro disimuladamente al frente para asegurarme de que Sam no nos esté oyendo.

-Mamá, ¿podemos hablar de esto en mi habitación? - ella percibió la mirada que le eché a Sam y comprendió a lo que me refería.