La tensión se respira en la mesa. El plan de mi madre de sacar información a la familia de Sam es muy arriesgado y puede que no resulte nada efectivo, incluso podría traernos problemas. En caso de que se descubra que sabemos algo, se encarcelará a ambas familias: a la de Zemunín y a la de Sam. A pesar de todo lo que le a hecho sufrir su familia, Sam les quiere y no les desea nada malo. Tiene la esperanza de que algún día se aclare lo que con sus ojos descubrió aquella noche.
-¿¡Un mes!? ¿Eso no es muy pronto? - pregunta mi madre con fingida sorpresa. Samuel ya nos contó los planes de boda anticipada de sus padres. Parece ser que con ello tienen algún propósito pero nadie sabe cual és, salvo ellos.
-La verdad es que sí majestad, pero queremos que nuestros hijos se casen cuanto antes para irse a vivir solos los dos. Y con respecto a eso... pensamos en comprarles una casa a las afueras y que Samuel dejara de trabajar para usted. - la madre de Zemunín suelta la información tan de golpe que Sam se atraganta con la sopa y está a punto de ahogarse. Miro horrorizada a mi madre que disimuladamente me pide que me tranquilice. Me esfuerzo en hacer lo que dice, porque sé que Sam y ella no lo permitirian.
-Vaya... - contesta mi madre - es algo que no me gustaría considerar Luanna. Creo que esa es una decisión que Samuel debe tomar, además no puedo prescindir de mi mejor y más fiel aliado. - la cara de preocupación y enfado de los padres de Samuel era de lo más siniestro. Seguramente quieran hacer que Sam se ponga en contra nuestra. Le miro con ojos de preocupación pero su prometida me ve y finjo estar observando el centro de mesa que consta de unos candelabros y flores blancas de todos los tamaños.
-Lo entendemos majestad... - la voz grave del padre de Sam me incita a mirarle. Es un hombre que aparenta unos cincuenta años, pero a saber cuántos tiene en realidad. Su pelo sin apenas canas le proporciona una apariencia elegante y fuerte. - ... pero a decir verdad, creo que le sobran aliados. -mi madre le mira sin mover apenas la cabeza. No se puede creer la manera en que están hablando con ella, así que rápidamente me adelanto a responder.
-Los aliados nunca sobran, los que sobran son los enemigos señor Neddinson. Y su hijo es uno de los mejores aliados que mi madre tiene, ¿No querrá ofendernos intentado arrebatárnoslo? - su mirada se ensombrece y me contesta con una voz aún más grave.
- Puede que tenga razón alteza...
-La tengo señor Neddinson, la tengo. - respondo impasible. Mi madre alza la cabeza orgullosa y cambia de tema.
-Bueno, ¿Qué tal Snowell? Me han dicho que no suelen haber rebeldes en esa zona.
- Todo muy tranquilo majestad - responde Zemunín. - suerte que no nos solemos topar con esa gentuza...
- Sí, por supuesto. Bien dicho hija. - la apremia su madre - esas personas no deberían seguir viviendo. - en su voz se palpaba la mentira.
-Tienes mucha razón Meggie. ¿Qué pensáis que es lo que quieren? Yo la verdad es que he perdido la esperanza de saberlo... - mi madre empieza con las preguntas directas.
- Yo pienso que exigen el poder que solo la realeza posee. - responde el padre de Zemunín.
-Claro, el poder absoluto. Quieren una nueva unión entre ambos mundos. - continúa Neddinson.
-Y el poder sobre el tercero, el mundo de los mortales ¿Es de ahí de donde vienes verdad?- me pregunta con asco Zemunín. Todos se me quedan mirando.
-Creo que eso no tiene ninguna importancia. - respondo gravemente.
-Claro que la tiene... - continúa Zemunín - el pueblo quiere saber quién es la persona que en el futuro dirigirá este mundo. Una humana no es digna de tal honor...
-¡Zemunín! - grita su padre.
- Tú no sabes nada de mí...- susurro. Mi madre se levanta de la mesa y permanece quieta mirando a los invitados.
-Luanna debería darte vergüenza tener una hija tan insolente. Ha llegado la hora de que os marchéis. Uno de los guardias os acompañará a la puerta. - mi madre me mira y se gira enfadada hacia la puerta. Yo me levanto y la sigo de cerca. Nadie se digna a disculparse conmigo o con mi madre, es la gota que colma el vaso. Sam se queda paralizado mirando a su plato, su mente está en otro sitio, pero no consigo saber en dónde.
Pero lo que nadie sabe es que Zemunín nos ha proporcionado bastante información, el problema no tiene nada que ver con mi madre sino conmigo. Yo soy el problema.
-No puede ser mamá... no me lo puedo creer, esto es una horrible pesadilla. - digo secándome las lágrimas, tengo la cara empapada de tanto llorar. Estoy con mi madre en mi habitación, frente a las teclas de mi piano. Han ocurrido tantas cosas, que casi no he podido volver a tocar, me reconfortaría tanto una canción o una simple melodía... Toco una de las teclas y el sonido llena la habitación con más fuerza de lo normal.
-¿Sabías que tu padre toca el piano también? Deberías escucharle cantando...- mi madre pasa una de sus manos sobre mi cabello y me da un beso en la cabeza.
-Cómo quisiera que estuviese aquí mamá... le echo tanto de menos.
-Yo te aseguro que él también te echa de menos, pronto podrás ir a visitarlo las veces que tú quieras, la unión entre ambos mundos está casi terminada.
-Pero mamá, ¿Por qué la gente me odia? ¿Tan mal lo estoy haciendo? Intento aprender rápido, pero no es tan fácil. - digo cambiando de tema rápidamente.
- Mi vida, la gente no te odia. Lo que sucede es que no te conocen, nunca has salido del castillo, salvo a los jardines...
-Supongo que me da algo de miedo. - digo avergonzada.
-Pero miedo, ¿De qué? Nadie te hará daño. - me dice preocupada.
-No me refiero a que me hagan algo. Tengo miedo de conocer este mundo, de darme cuenta de que esto es totalmente diferente a la Tierra.
-Escúchame Anna, este lugar, es igual o aún mejor que la Tierra. Te lo puedo jurar.
-Entonces tú ¿Por qué te quisiste marchar?
-Ya te dije que no me quise marchar, me fui porque te iba a tener a ti y no podía dejar que nadie lo supiera...
-Sí pero ahora, ¿Por qué no te importa que todos sepan la verdad? - pregunto con un tono algo más fuerte del que pretendía.
-Porque tú puedes cambiar el curso de las cosas cariño... Puedes hacer que los pueblos se unan y que haya una prosperidad que jamás hubo... No me preguntes que cómo lo sé, porque no podría responderte. Eres especial cariño, lo siento aquí - señala a su corazón.
-Entonces dime qué debo hacer mamá. Dime cómo puedo hacer que todo esto pare, que la gente me vea como una futura reina, que sepan que puedo hacerlo - con cada palabra me lleno de valor y siento que todo puede ir a mejor. Mi madre me seca la última lágrima con un dedo y dice:
-Lo que debes hacer, es ser tú misma y salir ahí fuera - señala en dirección al pueblo - a demostrar que mi hija es una verdadera reina. La reina de los dos mundos.

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Batir de Alas
FantasyRenacer siempre se ha visto como algo imposible, pero no lo es. Existe, aunque no de la forma en la que todos creíamos. Mis alas se alzaron y su fuerza me dio poder. Yo pensaba que era una chica como cualquier otra hasta que me mudé a Braiton. Lo qu...