Recorro el pasillo del segundo piso para llegar a la escalera de caracol. Bajo despacio observando cada centímetro de esta casa tan impresionante. En el tercer piso están "las habitaciones prohibidas" como las llamo yo. No porque esté prohibido entrar ni nada por el estilo, solo es que están cerradas con llave. En el segundo piso están los dormitorios (8 en total), en la planta baja está la gran sala de estar, la cocina,el comedor y el salón de fiestas. Un salón de fiestas que no ha visto una celebración prácticamente nunca en su vida. Y finalmente, el sótano. No he bajado todavía y no se me ocurre hacerlo ¿Quién en su sano juicio bajaría solo a ese lugar? Se me pone la carne de gallina nada más de pensarlo, pero no niego que tengo curiosidad acerca de lo que puede esconder ese tenebroso lugar. Se lo preguntaré a Coral el ama de llaves de la casa. También tenemos dos cocineras y dos señoras de la limpieza, un jardinero y un mayordomo. Es normal que para el tamaño que tiene necesite tal cantidad de personal. Mucha gente se pregunta que teniendo semejante casoplón, hayamos tenido problemas económicos. Pues mi padre nunca ha querido pedir nada a sus padres, siempre ha salido adelante él solo pero habíamos llegado a un punto en el que la ayuda era muy necesaria. Mi padre tuvo que dejar que mis abuelos nos acogieran y yo la verdad es que no me quejo, pero este sitio es demasiado pomposo y refinado para lo que estoy acostumbrada.
Mis botas resuenan por las escaleras creando un eco tremendo. Me he preparado para montar con mi ropa de hípica. Hace ya mucho tiempo que no monto a caballo,espero no caerme y romperme la pierna. Solo montaba cuando era más pequeña y han pasado demasiados años desde entonces y no niego que estoy algo nerviosa e impaciente.
- Hola Anna, ¿Cómo está mi niña favorita? - Me dice mi padre saliendo de la cocina.
- Estoy muy bien papa y soy tu única hija... ¿Recuerdas?
- Ya lo sé cariño ¿Qué te parece la casa? -Me pregunta dándome un beso en la frente.
- Demasiado grande, ni siquiera he podido verla toda.- Le digo poniendo mala cara.
- Tendrás suficiente tiempo para verla toda, créeme.
- Estaba pensando en ir a montar ¿Quieres venir a reírte de mi mientras me caigo de encima de Tornado? - le digo riéndome.
- Me encantaría verte hacer el ridículo pequeña pero, tengo cosas que hacer.- Pone una cara de disculpa y me da un beso de despedida.- Pásatelo bien y no entres en el bosque por favor.
-Si papa..- Le respondo como una niña obediente - No hace falta que me lo repitas sesenta veces, gracias.
Mi abuela y mi abuelo han hecho un trabajo excelente con esta finca , es una maravilla. Ellos están de viaje, pero tienen que volver pronto. Entro en el establo tranquilamente y busco mi silla de montar nueva. Cuando la encuentro pongo camino hacia Tornado que está fuera esperándome. Le acaricio con cariño y preparo la silla. Una vez lista, me monto, respiro hondo y le doy unas patadas flojas en los costados a Tornado para que se ponga en marcha. Sin darme apenas cuenta ya estoy trotando por el valle. Siento el aire fresco a mi alrededor, y me doy cuenta de cuánto eché de menos esta sensación. Al sentirme con más confianza en mí misma acelero el paso. Sientes que puedes volar cuando vas a esta velocidad, nada te puede parar. Pasa el tiempo rápido y llega la hora de comer, pero no quiero volver tan rápido así que recorro lentamente el borde del bosque en el cual, para colmo, no puedo entrar. Es increíble lo grande y verde que es. Estoy acostumbrada a la gran ciudad, edificios enormes, cafeterías, restaurantes y coches... Mis estudios siempre me impedían venir aquí por lo menos de vez en cuando. Si no era una academia, era un viaje de estudios o un intercambio a otro país. Mi padre siempre me mantenía bien ocupada y entiendo el por qué. Una vez que ves lo maravilloso que es esto, no te quieres ir. Cuando tomo la decisión de regresar a casa, me doy cuenta de que algo o alguien me está mirando desde el bosque. Es la silueta de un hombre, no consigo verle la cara porque se esfuma en un segundo. Giro a tornado hacia ese lugar y me quedo allí por un momento. Que raro ¿me estaría siguiendo, o son solo imaginaciones mías? Eso era un hombre lo sé. Por lo que me ha contado mi padre no todo el mundo se atreve a entrar en el bosque. Hay rumores de que un asesino anda suelto por ahí. Yo no me creo esas historias de pueblerinos, normalmente suelen ser para que los críos no se pierdan por allí porque de noche puedes congelarte de frío. Resignada y algo intrigada doy media vuelta y al galope vuelvo a casa.
-¡Hola Anna! - Me grita mi abuela con la maleta en la mano.
-¡Abuela! ¡Habéis vuelto! - Le digo lanzándome a sus brazos.
-Hola preciosa ¿Cómo estas? - Me saluda mi abuelo saliendo del coche. Mis abuelos son iguales a mi padre. Pelo rubio, bueno....blanco, ojos azules y piel blanca. A ellos les debo mi pelo largo y rubio pero, mis ojos morados no sé de donde los he sacado ya que mi madre los tenía marrones.
-Hola abuelo, estoy genial. Acabo de llegar , he estado montando a Tornado y todavía no he comido ¿Venís conmigo? - Les pregunto amablemente.
-Claro - Dicen al unísono. Dejan el coche delante de la puerta principal y me acompañan al comedor abrazándome uno por cada lado. No me acordaba de lo mucho que les echaba de menos.

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Batir de Alas
FantasíaRenacer siempre se ha visto como algo imposible, pero no lo es. Existe, aunque no de la forma en la que todos creíamos. Mis alas se alzaron y su fuerza me dio poder. Yo pensaba que era una chica como cualquier otra hasta que me mudé a Braiton. Lo qu...