Capítulo 26.

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Llegué completamente empapado a casa, dejé todo el camino hasta mi cuarto repleto de gotas de agua, me metí directamente a la ducha y me quedé por un largo rato allí, preguntándome que estaba pasando conmigo y por qué carajos me afectaba el no tener a alguien en mi vida, era absurdo, desde que tengo uso de razón solo me interesa que se queden los que quieran hacerlo, los demás al diablo. Quisiera mandarla al diablo a veces.

Me coloqué mis bóxers al salir y entonces el timbre sonó, bufé y comencé a bajar los escalones fastidiado, respiré hondo antes de abrir y cuando lo hice me encontré con una sorpresa bastante oportuna.

— He vuelto, dulzura —Chilló excesiva emoción.

— Sonreí— Britney, ¿cómo estás?

— Ansiosa por regresar a nuestros viejos hábitos —Sonrió coqueta.

— Pasa adelante —Le incité abriendo la puerta de par en par.

Al pasar ella no perdió ni un segundo en parlotear, comenzó a desabrochar los botones de su blusa negra lentamente, la dejó caer a sus pies y la pateó con sus tacones de aguja, recogió su cabello negro en un moño sobre su cabeza, di zancadas hasta ella y una vez allí la cargué y ella tomó mis labios con los suyos, por alguna razón sus labios se sentían ásperos, y no tan agradables como recordaba antes, fingí no notarlo y al llegar arriba la dejé caer sobre la cama del cuarto de invitados, comencé a besar su cuello y su perfume me repugnó, su piel no era tan suave, ¿qué carajos me pasa? ¿Estoy perdiendo el toque? Soy Colton, joder, eso es imposible. Bloqueé mis pensamientos y continué mi trabajo.

— Deshazte de todo ahora —Me suplicó impaciente.

— Por supuesto —Fingí sonreír.

Salí de mi habitación una hora más tarde y me estiré, no había sido el mejor de los polvos, pero logró momentáneamente hacerme sentir el Colton de siempre; minutos más tarde Britney salió de la habitación abotonándose la camisa con sus jeans puestos, me sonrió y yo fruncí el ceño, siempre que hacía eso luego de acabada la sesión de no conversación iba a preguntarme lo de siempre.

— ¿Aún no estás listo para esa relación que prometiste hace algunos años? —Susurró coqueta abrazándome a mis espaldas.

— Carraspeé apartándome— No lo creo, Britney.

— Puedo esperar —Se encogió de hombros.

Sentí la cerradura sonar y de inmediato supe que mi tío estaba llegando. Joder, ¿por qué siempre me encuentra en esta situación?

En cuanto entró y levantó la mirada negó con la cabeza enojado, le ordené a Britney salir de la casa y esta de inmediato obedeció.

— Baja un segundo, hijo, quisiera hablarte de algo —Me pidió mi tío colocando las bolsas de compra sobre la mesa.

Bajé los escalones lentamente y una vez en la cocina me senté, lo observé curioso y de pronto bruscamente colocó tres botellas vacías de licores diferentes frente a mí. Mis ojos se abrieron como platos e intenté darle alguna excusa, pero mi mente estaba completamente en blanco.

— Hijo, solo te suplico que me expliques el por qué y entonces procuraré no caer en depresión e imaginarme lo peor —Sus ojos irradiaban tristeza.

— Tío, no es lo que crees —Comencé.

— ¿Entonces? —Se apresuró a preguntar con un rayo de esperanza en su voz.

— Es por alguien —Inicié musitando.

— ¿Por alguien? ¿Tus amigos? —Preguntó extrañado.

El misterio de nuestro pasado (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora