9. De repente un extraño

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Podría creer la historia sobre la aventura de Robert con la enfermera que contó el policía antes de volverse a su casa

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Podría creer la historia sobre la aventura de Robert con la enfermera que contó el policía antes de volverse a su casa. O podría seguir la única pista que había encontrado hasta ahora y poder interrogar al padre de Paula. ¿Por qué sino iba a mentir Elsa sobre ese teléfono? Quizás no quería que yo me enterara de esa aventura para que no llegara a oídos de Paula y se enfadara con su Padre.

    Muchas hipótesis se formaban en mi cabeza, que hasta al mismo Sherlock holmes habrían vuelto loco.

    Me aventuré en la oscuridad , buscando alguna señal en la noche que me indicara dónde podían estar escondidos. Podría ver la luz de una linterna que indicara el paradero de mis dos sospechosos.

    Al pensar en mí como el primer sospechoso, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Jamás le pondría una mano a Paula encima. La amaba tanto... Un mar de lágrimas luchaba por salir de mis ojos, pero me negué a derramar ni una sola hasta encontrarla. La echaba tanto de menos. Y eso que había pasado poco tiempo.

«48 horas» pensé. «En ese tiempo ella ya podría estar muerta. He de encontrarla cuanto antes».

Dejé el pueblo atrás con la única luz del faro que alumbraba mis pasos durante un segundo. Todo estaba muy oscuro durante los otros veintinueve que tardaba en dar la vuelta. Tropecé varias veces. Me paré sobre mis pies observando en la oscuridad con la esperanza de encontrar otra luz que no fuera la del faro o la del pueblo.

«Podrían estar ocultos en cualquier lugar de la isla» pensé. «Con esta oscuridad, cualquier lugar es un buen escondite. Jamás daré con ellos».

    No recuerdo el tiempo que esperé parado sobre mis pies observando como un cazador que busca a su presa. Sentí haber perdido un valioso tiempo al permanecer allí parado, así que decidí volver al pueblo. Tal vez en la casa de Elsa encontrara más pistas. Corrí en la oscuridad como si al hacerlo pudiera recuperar el tiempo perdido. Caí varias veces. Una de ellas pude besar el suelo. Notaba el sabor a sangre que humedecía mis labios en la noche.

    Entré por la parte de atrás donde había dejado la puerta abierta. Fui al salón donde estaba el teléfono. Lo descolgué y me extrañó muchísimo que no hubiera línea. ¿La habría cortado? ¿Sería verdad que sólo era una línea interna? Marqué el número de la madre de Paula, pero no dio señal alguna. Si era una línea interna significaba que habían más teléfonos en la isla. Sólo tenía que dar con ellos. Busqué por los cajones de la habitación. Miré detrás de las fotografías que se posaban en la repisa de la chimenea. Fui a la cocina a buscar por los cajones y entre las fotos pegadas en la nevera. Me reparé en una que me llamó la atención. En ella salía Elsa acompañada de Robert y un anciano. Ella vestía su bata rosa de enfermera y el anciano lucía un traje y corbata. Lo extraño fue ver a Robert, en el centro de la foto rodeado por estos dos, vestido con una bata blanca. Dudaba que Robert fuera enfermero, o médico o cualquier otra cosa relacionada con una bata de hospital.

    Estaba absorto en la imagen que no percibí la mirada del extraño que habitaba conmigo en esa habitación.

    Estaba absorto en la imagen que no percibí la mirada del extraño que habitaba conmigo en esa habitación

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De vuelta [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora