16. Resumiendo

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«Estamos intentando solucionar»

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«Estamos intentando solucionar»

La noche me repetía las últimas palabras que había escuchado.

Los segundos pesaban cada vez más en mi conciencia. El reloj se quedaba sin arena y poco a poco la idea de haber perdido a Paula iba cogiendo forma.

Cuando estuve de nuevo en la realidad,  decidí ir a la casa de Paula. Necesitaba organizar las pistas encontradas hasta ahora para poder formular una solución al enigma.

La casa seguía vacía. Pensaba que el padre podría haber vuelto para refugiarse de la tormenta, por lo que Elsa y Robert seguían escondidos en la noche. Seguramente a resguardo de la lluvia. Pero, ¿dónde?

Subí a la habitación de Paula. El silencio y la ausencia se hacían más presentes ahora. Me senté en el suelo frente a la cama, escondiendo mi cabeza entre los brazos. Que yo estuviera de nuevo allí y Paula siguiera fuera me hacía pensar que podía haber fracasado.

A veces es bueno organizar ideas para encontrar una solución.

Empecé por numerar en mi cabeza todo lo que había encontrado hasta ahora. No como resumen, tal vez como guía.

En primer lugar estaba la extraña ausencia del padre de Paula con Elsa. Su encuentro a esas horas de la noche, en algún lugar desconocido de la isla, les hacía pasar al encabezamiento de una posible lista de sospechosos. Si los encontraba, obtendría información muy valiosa sobre el paradero de Paula, o tal vez el lugar exacto de dónde se encuentra. En el peor de los casos, saber qué le puede haber ocurrido.

Por otro lado estaba el teléfono rojo por el que se habían puesto en contacto. Sin línea. En varias casas de la isla. Necesitaba encontrar los otros teléfonos y saber qué tienen en común las personas que les une. ¿Para qué necesitan una línea interna teniendo las casas tan cerca? Si asomándose a la ventana ya pueden comunicarse con todos los vecinos.

También estaba la fotografía que encontré en la casa de Elsa. En ella vinculaba a un tercer sospechoso que residía en la isla con una extraña historia sobre la pérdida de un hijo y la intención de hacerme comprender algo que ni siquiera me había explicado bien. ¿Qué solución están buscando? ¿Quienes son los que participan? ¿Elsa y Robert? Con lo que podemos añadir más material a su historial de secretos.

Siguiendo con la lista, tenemos a Tomás, el fotógrafo que ha sido invitado a la isla. Un personaje un tanto peculiar, con una cicatriz en la parte posterior de la cabeza. Su rostro no refleja emoción alguna. En su mochila llevaba una invitación extraña con un número de teléfono. ¿Por qué habría venido a la isla? ¿Quién le había invitado y para qué? Era uno de mis principales sospechosos, pero no encontré nada que le vinculara con Paula y su desaparición. Sólo una fotografía suya indicaba que alguien había estado en el faro.

Me centré en ese lugar. Allí encontré un pañuelo de Paula que sugería que había estado allí. Evité pensar las intenciones que habría tenido ella para subirse tan alto y pensé en todo lo que se podía ver desde allí, puesto que el fotógrafo había hecho mención de ello en varias ocasiones.

El cansancio y la desolación se estaban apoderando de mí. Podría haber sacado más fuerzas pero la tristeza y la desesperación ganaban terreno en esta historia. Podría lanzarme por el acantilado sin miramientos si así conseguía acabar con esta tortura. ¿Habría pensado Paula lo mismo? ¿Le había pasado algo como para llegar a ese extremo? Imposible, me habría dado cuenta. Además, habíamos pasado esa mañana juntos allí mismo, escribiendo un momento muy cariñoso entre nosotros.

Agité mi cabeza para entrar en razón. Además, ya había mirado allí y por fortuna no encontré nada.

Seguí con el análisis de mi investigación pero sólo me quedaba recordar las conversaciones con el resto de habitantes que habían decidido pasar los días de tormenta en la isla.

Por un lado estaban los amigos de Paula, y creo recordar que Paul no estaba muy contento de saber que me había quedado en la isla. Se le notaba agitado con mi presencia.

Y por otro lado estaba John, el policía, que no estaba dispuesto a colaborar. Al contrario, sus amenazas recayeron en mí como agujas en un globo. 

Después de haber analizado todo, tuve que volver a replantearlo varias veces para comprobar que no se me había escapado nada. La única conclusión que sacaba era que todos podían estar involucrados, que estaban jugando conmigo o que nadie sabía realmente lo que estaba pasando y lo único que hacía era dar vueltas sobre un pajar en el que no había aguja.

El siguiente punto a resolver era sin duda averiguar el paradero de Robert y Elsa, desmentir su aventura y conocer su coartada.

Alcé la cabeza para hacer una pausa. Hasta ahora no había nada que señalara dónde podría estar Paula o qué le podía haber pasado. Su ausencia y la maleta sobre su cama eran los únicos indicios de que había desaparecido.

Reparé en que sobre la cama no había nada. El lugar dónde debería estar la maleta de Paula estaba desierto. Una alerta se activó en mi subconsciente y me levanté de un salto.

  «¿Dónde está?»  pensé mientras rebuscaba por la habitación. Juraría que la maleta estaba allí hace unas horas. «¿Habrá estado Paula aquí? ¿Quién se la puede haber llevado?»

Lo que tenía claro es que no eran imaginaciones mías. La maleta estaba en un lugar donde ahora no estaba. De hecho no se encontraba ni en la habitación.

En la loca búsqueda por las pertenencias de Paula, la única prueba que determinaba que ella seguía en la isla, apareció otra cosa que dio un giro a las hipótesis. Se trataba de una invitación igualita a la encontrada en la mochila del desconocido. Pero ésta no tenía ningún número escrito por detrás.

  «¿Por qué tienes esto?»  intenté adivinar como si con ello resolviera el caso. «Quien quiera que te haya invitado seguro que está detrás de todo esto»

Pero, ¿por qué iba alguien a invitar a Paula a la isla teniendo una casa propia?

—Mierda — fue la única palabra que pronuncié desde que llegué allí.

Los pasos de la muerte se escuchaban paseando bajo la lluvia.


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De vuelta [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora