5. Los amigos

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    Mientras dejaba atrás el último barco que podría llevarme a la ciudad,  comenzaba un nuevo reconocimiento de la isla

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Mientras dejaba atrás el último barco que podría llevarme a la ciudad, comenzaba un nuevo reconocimiento de la isla. Necesitaba saber cuanta gente quedaba presente y llevar a cabo un interrogatorio.

Los primeros serían Sofía y Paul, dos amigos de Paula en la isla.

Llamé con fuerza a la puerta observando la luz en el interior de la vivienda que asomaba por una ventana a la derecha. Pronto apareció una silueta tras la cortina.

—Mierda— escuché al otro lado cuando se dispuso a abrirme.

—Hola Jim—saludó Paul sorprendido al verme— . ¿Y eso que no has vuelto a la ciudad?

—Estoy buscando a Paula —decidí ir al grano— . ¿Está aquí?

Su respuesta tardó en llegar mientras esperaba que su compañera descendiera las escaleras hasta incorporarse a nuestra conversación.

—Hola Jim —saludó cortésmente ofreciendo una sonrisa como siempre solía lucir—. ¿Qué te trae por aquí?

—¿Está Paula con vosotros?—repetí la pregunta.

—No, no está - no vaciló en su respuesta — .¿Le ha pasado algo?

—Ha desaparecido. Llevo horas buscándola.

—¡Qué dices! - apareció un breve signo de alerta en su mirada —. ¿Por qué piensas eso?

No es el que lo pensara sino el saberlo lo que me mataba por dentro.

— ¿La habéis visto por aquí? —continué el interrogatorio observando la preocupación en el rostro del chico. Parecía más asustado de verme allí que de haberse enterado de la noticia.

—Diría que estuvo paseando por la zona baja esta tarde— respondió después de meditar sus palabras.

Según ese nuevo dato, mientras yo la esperaba en un extremo de la isla, ella estaba en el otro. ¿Por qué haría eso sabiendo que habíamos quedado?

—¿Estaba con alguien? —necesitaba más información—. ¿Sabéis qué hacía allí?

—No. Iba sola — contestó al fin Paul cuya cara había cogido una tonalidad blanca como el papel —. Creo que llevaba su maleta. ¿No se iba a la ciudad? — preguntó dirigiéndose a su compañera —. Y hablando de eso, ¿por qué no te has ido tú? Sabes que mañana habrá una fuerte tormenta, ¿no?

—¿Estás preocupado por mí?—interrumpí irritado  —. ¿No me estás escuchando?

— Tranquilo hombre — apaciguó alzando las manos como un director de orquesta —. No hay por qué ponerse así.

—A ver — dijo Sofía haciendo de mediadora entre nosotros—, ¿por qué deduces eso? Ella igual quería volverse a la ciudad y ya está. ¿Qué te hace pensar que está desaparecida?

Su teoría fue como un gancho de izquierda. Me era difícil encajarlo.

—¿Cuántas horas han de pasar para considerar que está desaparecida? — añadió.

— Gracias por vuestra ayuda — terminé el interrogatorio que más que ayudarme me alejaba de la pista —. Si la veis o sabéis algo de ella me buscáis.

—Pero, ¿dónde vas a pasar la noche? — preguntó Paul que se sintió aliviado al ver concluida mi intromisión.

— Eso es lo de menos —respondí con una mano al aire como señal de despedida cuando ya les estaba dando la espalda—. Lo importante es saber dónde la va a pasar Paula.


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De vuelta [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora