Narra Raquel
Paseo por las calles de Madrid perdida en mis pensamentos, he de reconocer que llevaba mucho tiempo esperando llegar el momento de abrazarle y justo cuando lo veo no lo hago. Pero he podido escuchar su risa muy cerca y con eso me conformo, me encanta desde que empezó y sigue encantándome. Es perfecto, humilde, guapo... Como diría mi prima, lo tiene todo.
Entro al parque al que soliamos Natalia y yo pasar las tardes de verano cuando Madrid estaba desierta.
Para mi sorpresa encuentro a un silencioso Ariel columpiandose lentamente como si no le importase que los niños de allí le miran raro, noto tristeza en su cara y lo confirmo cuando me siento a su lado.
-Detergente-no me hace caso-Ey-le toco varias veces el hombro hasta que consigo que me mira de una vez por todas-¿Qué te ocurre?
-Me ha dejado-comenta con lágrimas en sus ojos.
-Ahora entiendes como se siente-y sin evitarlo sonrio más que nunca, por fin mi venganza se realizó pero me atormenta que se vaya con Pablo, una parte de mi no quiere.
-Debes estar disfrutando con esto-y asiento.
-La verdad es que si-me levanto y empiezo a moverme-¡Por fin se realiza mi venganza!-unos brazos me rodean por detrás, al girarme me doy cuenta de que es él-Sueltame...-le susurro.
-Te acuerdas de cuando dormiamos con el skype encendido-rio, en aquella época era muy ilusa, suspiro-No sé como pude reemplazarte.
-No hay vuelta atrás Ariel, no intentes nada...-y me abraza de nuevo pero esta vez pone mi cabeza sobre su pecho, como hacía cuando los problemas se inundaban dentro de mí.
-¿Amigos?-se separa y pone la mano al aire para entrelazarla, le doy mi mano.
-Amigos, pero te seguiré llamando Detergente-y le guiño un ojo.~Varias horas después~
-Raquel tenemos que hablar-comenta por encima Natalia en mitad de la cena-Esto no se puede acabar así.
-Ayer se acabó, lo demostraron tus actos.
-Raquel he cortado con Ariel, quiero pensar más en Pablo, ya no juego con ninguno de los dos.
-Lo sé, he hablado con él. ¿Ya sois novios?
-Más o menos.
-No quiero que le hagas daño.
-No voy hacerle daño.
-¿Y Ariel qué le has hecho?
-¡Es lo que me dijistes tú! ¡Qué lo dejara! A lo mejor la que tendría que aclararse eres tú-la acabo de enfadar y eso conlleva que yo también lo haga.
-¿Y Alex? ¡A él no le hicistes daño! ¡A él lo matastes!-y tapo mi boca al darme cuenta de lo que acabo de decir, la he cagado.
Natalia empieza a llorar y se marcha de la mesa con la cena sin acabar. Lloro yo también, no quería destrozarla de esa manera, algunas veces, como estas, me doy miedo a mi misma.