Capítulo 19

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Narra Raquel
~Un mes después~
El aire choca contra mi cara removiendo mi pelo, inspiro el olor a tierra húmeda y cierro los ojos. Ahora mismo desearía que el tiempo se parase y pudiese sentirme así de bien toda mi vida. Abro los ojos y veo como el agua del pantano de Peñarroya cae en forma de cascada, aprecio el puente por el que antes pasaban los turistas hasta que lo cerraron por seguridad. Sigo apoyada en el borde, si alguien me empuja caigo y lo más probable es que no saliese viva de esto.
-¡Raquel! Vamos que hay que ver las Lagunas de Ruidera-comenta Maite desde lo más alto del castillo de Peñarroya.
A su lado está Marina, cada año venimos a Ciudad Real para visitarla y ella siempre nos lleva aquí porque es el único lugar donde se encuentra a sí misma en los momentos de estrés. Seré sincera, llevaba desde el año pasado sin verla y nada más encontrarla en la estación de autobuses he ido corriendo a sus brazos.
-¡Como ya sabréis Franco construyó el Pantano!-grita en lo más alto del castillo llamando la atención de los demás turistas, pero ella es así, le da igual lo que piensen-Da de beber agua a ciudades de alrededores.
-Eso nos lo cuentas siempre que venimos.
-Ya sabéis que estoy en tercero de Geografía, tendréis que aguantar a una hippie del medio ambiente-ajusta su gorra y emprendemos camino con su coche a las Lagunas-Sin ese pantano en las épocas de lluvias, varias ciudades se inundarían ¿Os imaginais personas con branquias? Que nos deparará la evolución, algo difícil de imaginarse.
-Es más difícil imaginarte a tí callada-dice Maite que está en el asiento de delante, Marina suelta un brazo del volante para darle un codazo, rio viendo la escena.
-Habéis sido vosotras la que queríais venir aquí, yo no os he obligado-carraspeo y se gira medio segundo para mirarme-Bueno, un poco. Pero si hubiesemos ido de compras os estaría narrando una cosa que he aprendido este año.
-¿Cual?-Maite me da una mirada asesina y me doy cuenta de que no ha digo buena idea preguntar.
-¡Ciudad Real está dentro de un volcán!
-¿Qué?-decimos ambas-¡Marina no digas tonterías que al cabo del día dices muchas!-ella ríe.
-¡Qué no! Estuve investigando, antiguamente Ciudad Real en las épocas de lluvia se inundaba de agua porque esta dentro de un cráter. ¿Por qué creeis que hay zonas volcánicas cerca de aquí? Mirad os contaré...-Maite resopla y apoya su cabeza en la ventana, es normal que Marina cuente todo lo que ha aprendido, llevamos mucho tiempo sin vernos y a ella le apasiona esto.
Pero no suele ser así de pesada, le gusta hacer bromas y es muy amigable, es como la hermana mayor que nunca he tenido ya que Sole no me hacía ni caso.
Marina es la única que sabe lo de Pablo ya que puedo confiar en ella y sé que no cuenta nada a nadie.
-Ya hemos llegado-al bajarme no me doy cuenta de que delante tengo un charco y sin querer he puesto todo el pie manchándomelo de barro.
-¡Mi sandalia!-ellas ríen pero yo no, me las compré el lunes para esto y ya están estropeadas.
-Le has dado un buen uso-le doy un suave golpe a Maite en el hombro-¿A dónde vamos?
Observa el cielo y asiente a si misma-Seguirme-caminamos por la tierra y a nuestra derecha tenemos el agua, es un paisaje realmente precioso.
-Pues a mi me siguen pitando los oidos-antes para llegar aquí hemos tenido que subir y es un tanto molestoso.
-¿Y no oyes el agua? Come on!-subimos unas escaleras hasta llegar arriba del todo, en frente de nuestros ojos tenemos una pequeña cascada que cuando le da el Sol sale un pequeño arco iris-El Hundimiento-y por sorpresa para las dos no dice nada más, es la primera vez que veo esto, nunca Marina nos ha llevado aquí.
-¿Un selfie?-nos colocamos todas para la foto, una gran sonrisa junto a un gran paisaje y después otra foto haciendo guiños.
-Sé en lo que piensas-me susurra Marina al oído-Sería un buen lugar para que Pablo y tú estuvieseis juntos ¿Verdad?-aprecio su sonrisa por el rabillo de mi ojo, si justo eso es lo que pensaba, suspiro-No le des más vueltas.
Al girarme no me encuentro a ella si no a Pablo, sus ojos brillantes, sus rizos despeinados, su gran sonrisa, intento cogerle la mano pero en cambio de eso cojo aire.
-¡Raquel! ¡Vamos!-los gritos de Maite hacen que el Pablo que me imaginé desapareciese por completo, algo aturdida bajo las escaleras.
Mi mente lleva jugándome una mala pasada con él desde esa negación, intento olvidarlo pero me es imposible, y más si le tengo esa estrella en twitter o ese Pableteen WhatsApp.

No quiero verme soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora