Narra Pablo
-Dime que ese no es mi padre-me susurra Raquel.
Aquí estamos, los dos observando como su padre da clases de zumba a un grupo de ancianos, que he de decir, que no se le dan tan mal. Muerdo mi labio intentando no reirme, Raquel tapa su cara con la mano avergonzada por lo que está viendo.
-Muevan esos culitos-entonces ya es cuando suelto una gran carcajada, lo nunca visto, Raquel me da un codazo en todo el pecho.
-¿Etienne?-se atreve a decir Raquel, él se da la vuelta y se para un rato para observarla de arriba abajo.
-¿Por qué me suena mucho tu cara chiquilla?-dice con acento andaluz, ni yo mismo lo reconozco-¿Tú eres el Pablo ese del Tú y Tú? A mi hija le encantas.
-¿Qué hija?-pregunta ella, yo solo guardo silencio.
-Mi hija Isabel, tendréis la misma edad ¿Qué quieres de mí?-acaricio su espalda, ahora mismo está muy tensa y con los ojos vidriosos.
-Ya veo que ni reconoces a tu hija, que te vaya bien en la vida-coge de mi mano y me arrastra a las afueras del parque.
-Raquel-susurro-Detente-se detiene, me mira y se abalanza a besarme.
No entiendo que es lo que le pasa últimamente pero esto es lo que estábamos deseando los dos desde que nos encontramos.-¿Qué vas hacer con el tema de tu padre?-comento cuando los dos estamos más tranquilos en la cama.
-¿No has pillado la indirecta?-rio-Quiero empezar de cero a tu lado, que nada ni nadie nos atormente, que seamos felices los dos juntos.
-Mi niña-le susurro acariciándole la mejilla-Daría mi vida por ti.
-¿Incluso la Luna?-bromea y reimos.
-Incluso las estrellas que brillan al mencionar tu nombre.
-¿Incluso el Universo?
-Todo lo que quiera mi reina-y de nuevo el techo es testigo de nuestros besos.Y esto tampoco es un fin porque cuando dos personas se quieren es cuando comienza la vida...