Narra Pablo
Puedo notar que Raquel se pone nerviosa al estar conmigo, hay veces que se le traban las palabras o que sus actos son muy rápidos, parece que no quiere cometer ningún error delante de mí. La otra vez que hablamos también lo noté pero parecía que estaba más tranquila que ahora.
-Deberías quitarte esa ropa, te vas a resfriar y creo que ahora no es un buen momento-es la primera frase que dice decidida y sin cortes ni repeticiones-Perdona-susurra-Lo de antes me ha desconcertado-miente pero no comento nada al respecto.
-No pasa nada mi amor. Pero no tengo otra ropa, no me queda más remedio que resfriarme-ella me observa de arriba abajo y se levanta como si hubiese tenido una idea.
Después de varios minutos la veo con una camiseta ancha y unos pantalones viejos, me los entrega y nada más cogerlos me da un olor a colonia de hombre-Tal vez te sirvan-me dice con una sonrisa, en mi interior me da una punzada al oler de nuevo la ropa, temo de que tenga novio pero no entiendo porque lo temo.
Raquel contradice mi mente, yo quiero a Natalia y ella también a mi pero hay una parte de Raquel que hace que me atraiga, puede que sea solo eso, atracción. Termino de vestirme en el baño y salgo encontrándome a una Raquel con los pelos revueltos, esperaba a que saliese para peinarse, es realmente guapa.
-Gracias mi niña pero no voy a ir con estas pintas por la calle-reimos.
-Puedes dormir en la habitación de Natalia-miro de nuevo por la ventana y confirmo que sigue lloviendo, no me queda más remedio que quedarme.
Ella me lleva a una habitación grande, hasta más grande que la suya y aparta los cojines que hay encima de la cama-¿De donde has sacado esta ropa? Huele a Hugo Boss.
-De mi ex novio-comenta seria sin mirarme a los ojos-Espero que duermas bien-antes de nada la paro y le obligo a sentarse conmigo en la cama.
-¿Qué hacías en mitad de la carretera a estas horas?-por primera vez me atrevo a mirarla fijamente en los ojos-¿En qué pensabas mi niña?
-No lo sé, no se que hacía ahí, en serio, creeme.
-¿Eres sonámbula?-rie y niega-¿Te querías suicidar?
-¡No! ¿Tú nunca has tenido un flash back?-si supiera ella-Pues lo tuve y me dejo helada, no podía moverme, solo quería cruzar la calle, nada más-cada vez se altera más, la abrazo para tranquilizarla.
-Tranquila mi niña-le susurro cariñosamente-Menos mal que estaba ahí.
-Te debo la vida-se separa y sus ojos están húmedos, muerde fuertemente su labio y después sonríe de una manera que nadie se lo creería-¿Y tú que hacías a esas horas por la calle?
-Sufro insomnio y pensé en visitarte-se sonroja-quería saber si tenías noticias de Natalia-miento, en realidad quería visitarla porque es la primera que he pensado.
-Oh... No, no se nada de ella, seguro que ya habrá llegado, estará durmiendo-se levanta de la cama y se dispone a irse.
-¿Me contarás ese flash back?-rie y entorna un poco la puerta.
-No juegues tanto con la suerte. Buenas noches.
-Buenas noches mi niña-lo último que veo de ella es su sonrisa.
Me tumbo a la cama, huele a la colonia de Natalia, miro de reojo su mesilla y encuentro un libro, Tres metros sobre el cielo de Federico Moccia, suspiro, ella tan romántica como siempre.