Narra Raquel
En los brazos de Pablo me recorren varias lágrimas por mi mejilla, todo este tiempo he pensado que mi padre había muerto cuando en realidad está vivo. Las dudas y las preguntas no hacen más que atormentarme, no se que haré cuando vuelva a mi casa y tenga que mirarle a mi madre y a mi hermana.
-¿Que vamos hacer?-lloro cuando pronuncia en primera persona en plural, eso significa que volvemos a ser los de antes que no me guarda rencor.
-Buscarlo-me separo de sus brazos y salgo de la casa.
-¿Cómo que buscarlo?-Pablo mete el turbo para alcanzarme-¿A dónde?
-A Sevilla, seguro que está allí-vuelve a fruncir el ceño, no le ha gustado la idea.
-¡Si acabamos de llegar a Francia!
-¡Quédate! Si es lo que quieres, yo me voy-grito desesperada, varios turistas se quedan mirando por el espectáculo-Perdona-digo arrepentida, él acaricia mis hombros.
-Si no queda más remedio...-Un día después-
-Sevilla es más grande que Albacete-me comenta Pablo poniéndose una de sus típicas gorras que a él tanto lo caracteriza.
-Lo sé-los dos montamos en coche de caballos, él coloca su brazo en mi hombro y yo me acurruco a él.
-También podemos disfrutar de Sevilla-rio y asiento pero en el camino me encuentro una clase de flamenco.
Algo me dice que hay encontraré información ya que mi padre no hacía más que escuchar flamenco, incluso cuando veníamos a Sevilla comenzaba a bailarlo en mitad de la calle. Más de una vez he pensado que hay veces que se le iba la cabeza pero la gente se unía a él.
-¡Pare!-Pablo resopla y de golpe el conductor para, cayendonos para delante-Que maneras-digo acariciandome el cuello, me he hecho daño.
-¿Estás bien?-asiento disimulando, bajamos con cuidado y corro hacia ese lugar.
Abro la puerta y me encuentro a una mujer de la edad de mi padre enseñándole flamenco a otra gente, baila perfectamente, para que un hombre no se quede mirándola embobado, como ahora está haciendo Pablo.
Chasqueo mis dedos en su cara y ahora fija sus ojos en mí poniéndoso rojo-¿Qué desean?-comenta la mujer, las demás van a beber agua.
-¿Conoce a Etienne Dupont?-la mujer muerde el labio-Soy su hija, si me pudiera ayudar-hago de rogar.
-Lo encontrará en el parque que hay al lado de esta escuela.