Después de salir de su despacho me encuentro a Janet parada junto a mi escritorio. Me toma del brazo y prácticamente me secuestra hacia el baño. Cierra la puerta con llave y se gira a verme.
—¿Pero que mierda haces aquí?
Su pregunta me sorprende, nunca había escuchado a Janet decir groserías. Bueno, siempre hay una primera vez.
—Pues trabajar ¿qué más?
—Oh, no. Ayer desapareciste sin más. Los chicos y yo te buscamos como locos, pensamos que te habían descubierto, te marque al celular, pero no contestaste. ¿Dónde mierda estabas?
—Ammm... Es una historia muy larga Janet.
—¡Oh, no me vengas con charadas como esas Vannia! Dime ahora que paso.Lo pienso por un segundo, no me gustaría que se espantara y ya no quisiera invitarme a salir con ella, pero me mira tan molesta que da miedo.
Me rindo, no dejará de joderme hasta que le diga. Suspiro y empiezo a explicarle. Lo único que escucho de Janet son exclamaciones de asombro y gruñidos de su boca. Cuando termino, me falta un poco el aire y siento como mis mejillas se ponen rojas de vergüenza.—Oh, nena...— dice y me abraza.
Le regreso el abrazo tan fuerte como puedo y me contengo de no llorar. Odio hablar de eso. Ella solo me consuela silenciosamente hasta que mi respiración se vuelve normal. Me separo de ella y logro ver por el espejo que no he llorado. Eso es buena señal.
—Lo lamento Vannia, debe de ser duro para una chica tan joven como tú.
—Si, algo.
—Pero... Quisiera hacerte una pregunta.
—Dime
—Ese bastardo que tienes como padre ¿está libre?Suspiro y asiendo. Janet niega con la cabeza y suspira también.
—Lo mataré si lo veo alguna vez.
—Igual yo.Janet me sonríe con nostalgia y me recuerda que tenemos que regresar a trabajar. Regresamos a nuestras respectivas áreas de trabajo y unos momentos después veo salir a Marcial del despacho de Jonathan.
—Sígueme— me dice.
—No puedo, debo terminar...
—Ahora.Se gira y sale por la puerta de cristal. Humm... Es el jefe superior ¿no? Así que no creo que Jonathan se moleste. Ya que. Me levanto y sigo a Marcial, sintiendo las miradas curiosas de todas las secretarias en mí. Viejas chismosas.
Marcial está al lado del pequeño sofá junto al elevador. Un poco lejos, lo suficiente para que ninguna secretaria nos vea. Me aliso la falda, más nerviosa que por presentación.—¿Cómo vas con Jonathan, Vannia? — me pregunta sin rodeos.
—Pues... Bien. Es un buen jefe.
—A lo que me refiero es que si no se te ha insinuado o algo.Mis nervios florecen de nuevo. Si Marcial me lo dice será por algo... ¿O habrá notado la tensión entre Jonathan y yo?
—¿Por qué me preguntas eso Marcial?
—Por la forma en que te mira.
—No me mira de ninguna manera— trato de escudarme.
—Vannia, no soy estúpido. Conozco a los hombres. Soy uno de ellos.¿Wow, enserio? No me había dado cuenta genio.
—Se cuando a un hombre le gusta una mujer. Cosa que me extraña de ti, ya que eres muy analítica con los hombres.
—Y lo soy— lo supe desde el primer día que lo vi.
—Solo contesta la pregunta. ¿Se te ha insinuado?
—No— contesto después de un segundo de duda.Marcial me mira con ojos entrecerrados. Mierda, odio mentir. Me muerdo el labio, nerviosa por sus ojos fijos en mí, ¿cómo mierda se dio cuenta? Primero Luis, luego Janet y ahora Marcial. ¿Soy tan obvia?... No contesten.
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El sabor del Placer
Подростковая литератураVannia, una chica de 17 años extrovertida, inteligente, inmadura y alocada entra a una gran empresa de ayuda judicial. Ahí conocerá lo que es la pasión, el sexo y el amor. Pero no todo es color rosa para la historia de Vannia. Oscuros secretos y un...