Capitulo 19

15.4K 877 115
                                    

Bajo las escaleras rápidamente y cuando llego al último escalón me paro en seco. Luis ya está adentro de la casa, sentado en la sala y hablando con mi madre. ¡Joder! ¿Pero qué demonios hace él aquí? Yo definitivamente no lo invite. No sé cómo mierda Luis se gira y me ve parada en las escaleras, cuando me ve su rostro se ilumina y sonríe de oreja a oreja. Pero pronto su sonrisa desaparece cuando Jonathan pasa al lado mío. Pone una cara rara, como si estuviera a punto de vomitar. Trato de sonreírle, tratando de que con mi sonrisa no se note el nerviosismo en mi interior. Me acerco a Luis, me siento a su lado dándole un corto beso.

—Hola amor.
—¿Qué hace él aquí?
—Oh, él es Jonathan Firtz— interrumpe mi abue. — El sexy jefe de mi Vannia.

Ay abue, no me ayudes.

—¿Vannia? — susurra molesto.
—Solo lo invite— me encojo de hombros. — Me ha caído muy bien. Y trajo a su hija pequeña y como es fiesta de niños...
—Espero que solo sea eso— dice molesto.

Qué más quisiera yo.

En el transcurso de la fiesta, mi familia hace a un lado los sillones dejando espacio para crear una "tipo" pista de baile. Primero bailamos música Electrónica, luego Salsa, a toda mi familia le encanta bailar salsa y a mi mucho más, es nuestro genero favorito en sentido de fiestas.
Luis, no sabe bailar así que me la paso bailando con mis tíos y Nuriko, quien afortunadamente no ha dicho ni pío de lo que paso en mi habitación. Por otro lado, Jonathan no ha entrado a casa, ha estado en el patio vigilando a su hija y haciendo llamadas telefónicas. Tengo la inquietud de ir y llamarle a bailar, pero como sabrán el ambiente entre Luis y Jonathan no está nada relajado, así que decido contenerme. Llega el momento de romper la piñata (que en si es una figura de Capitán América) todos salimos al patio, mi madre le pide a Jonathan que nos haga el favor de amarrar la cuerda en un extremo para poder mover la piñata. Jonathan se quita la chaqueta y me la da, se arremanga las mangas de la camisa y yo quiero explotar. Su camisa le va muy bien a su figura, sus brazos musculosos, pero no toscos hacen que recuerde cada instante en que me ha levantado con ellos, en los que ha rodeado mi cintura. ¡Se ve tan sexy! Después de que Jonathan amarrara con fuerza la soga, Luis se sube del otro lado y toma la cuerda que no está sujeta para poder moverla.
Todos hacemos un círculo entre la piñata y el festejado, el pequeño Agshalom. Mi primito toma la vara y golpea suavemente la piñata, indeciso si golpearla más fuerte o no. Todos cantamos:

🎶Dale dale dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino.
Ya le disté una, ya le disté dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó🎶

Y así van pasando los pequeños a golpear la piñata, hasta que es el turno de Katia.

—Vamos, mi amor— le digo dándole la vara. — Pégale con todas tus fuerzas.
—Si, Vannia— dice y corre a colocarse junto a la piñata.

Todos empiezan a cantar y antes de que acabe la canción Katia logra romper la piñata. Suelta la vara justo cuando los demás niños corren y se tiran al suelo a recoger los dulces y juguetes. Tomo a Jonathan de la mano y corremos junto a Katia que se hace un ovillo en el suelo protegiendo sus dulces y juguetes ganados. Jonathan y yo nos arrodillamos junto a Katia mientras saco una bolsa de plástico de mi brasier. ¿Que? No tenía donde guardarlo. Y ayudamos a Katia a meter su dulces y juguetes en la bolsa.

—Mira papi, gane muchos dulces— dice alegre la niña.
—Ya veo mi amor. Qué bueno.
—¿Y gane verdad?
—Si, ganaste mi amor.

Katia se gira hacia mí y me sonríe.

—Y gracias a Vannia papá, me dijo que le pegara fuerte. ¡Gane!

Los dos nos reímos mientras Katia corre adentro de la casa con sus nuevas amigas, mis primitas. Jonathan se levanta y me tiende la mano, ayudando a incorporarme. Al tocar su mano, un cosquilleo palmea mi mano. La retiro rápidamente sonrojándome. ¿Qué carajos me pasa? Volteo mi cabeza y veo a Luis bajar del techo con cuidado.
Le dedico una última sonrisa a Jonathan y me dirijo a Luis.

El sabor del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora