Capitulo 33

12.2K 666 37
                                    

Vannia.

No hay nada bueno en la tele. Mi mano pulsa el botón de siguiente, cambiando de canal, una y otra vez. Carajo. Apago la tele, aviento el control a un lado y me recuesto suspirando. Esto es fastidioso. Solo quiero salir de aquí. El sonido de la puerta hace que gire la cabeza y veo a mi madre entrar.

—Hola cariño— dice cerrando la puerta.
—Hola mamá.

Ella sonríe y se sienta en la cama, junto a mí. Con una mano acaricia mi pierna, consolándome.

—Me alegra que decidieras hablar por fin. ¿Cómo estas?
—Bien— me encojo de hombros.
—Vannia...—dice reprimiéndome.
—¿Dónde están mis hermanos?— cambio de tema.

Mi madre suspira negando con la cabeza, pero no insiste más.

—Están con tu abue.
—Que bien— digo fingiendo una sonrisa.
—Si. Y te tengo una buena noticia— dice juntando sus manos alegre.

Puf, más noticias.

—Si es lo del juicio de Elias, ahórratelo mamá, ya lo sé.

Mi madre abre los ojos como platos.

—¿Que? ¿Cuál juicio?
—El juicio que está llevando Jonathan contra Elias. ¿Qué no lo sabias?
—No. Con todo esto no he tenido tiempo de ir a la policía— dice confusa.

¿Ósea que Jonathan está actuando como mi abogado y mi madre ni enterada?... ¡Él está llevando todos los gastos! Ese... Puf. Debo de hacer algo.

—Espera— dice mi mama, cayendo en la cuenta. — ¿Acaso Jonathan esta tratando de meter a la cárcel a Elias?
—Al parecer— digo pasando una mano por mi cabello.
—Eso es... Fabuloso.

¿Que? Miro a mi madre atónita. Ella sonríe negando con la cabeza y me mira.

—Por fin tendrá su castigo.
—Mamá, sabes que su familia lo sacará ¿verdad? Ha sido así en todos nuestros intentos.
—No lo creo— dice alegre ¿Por qué coño esta alegre? —. Hija. Jonathan te ama, y sé qué hará hasta lo imposible por que le den cadena perpetua. Hubieras visto como se puso cuando te encontramos, parecía que se iba a volver loco.
—¿Ahora te cae bien? ¿ósea cómo?

Me parece incrédulo.

—Corrección. No me agrada la idea que quiera estar contigo, mas no él— dice jugando con sus dedos. — Pero me di cuenta de que no es como cualquier hombre bastardo como todos.

Me quedo callada. No tengo nada que decir en contra de eso.

—Pero, esta semana que has estado sin despertar... Bebe, no falto ningún día en las horas de visita. Terminaba de trabajar y regresaba al hospital. Se iba casi hasta las doce de la noche, además de que pago todo.
—Wow— susurro.

La verdad no sé qué decir. Esto es... Demasiado. Me paso las manos por el rostro, pensando en por que fui tan mala con él. Después de todo lo que hizo por mi... Pero no puedo comprometerlo conmigo. Soy un monstruo, una chica destrozada tanto física, emocional y mentalmente. No quiero que cargue con una chica como yo, que siempre vive en la sombra del pasado. Además, debo de admitir que mi autoestima y todo de mí está en el suelo. Me siento asqueada, sin emociones, sin vida. No quiero que nadie me toque, no quiero la lastima de nadie. Él ya vivió muchas desilusiones y problemas como para llevarse uno más en los hombros.

De repente la puerta se abre y entra un doctor.

—Buenos días— dice sonriendo.
—Buenos días— contesta mi madre.

El sabor del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora