Jonathan.
Ser director de The Golden Hand es más pesado de lo que creí. Muchos registros, cheques, capturas, papeleos, citas, convenios, etc...
Ahora ya entiendo por qué Marcial nunca salía de su oficina; aparte de cogerse a Miranda, claro.
No llevo ni una hora en mi nueva oficina y ya estoy atascado de trabajo.
Aparte de que debo resolver el caso de Vannia. El juez me dio dos días para que Vannia se presente en el juzgado. Si no lo hace, Elias quedara bajo libertad condicional, y eso no es bueno. Debo de encerrarlo a toda costa.Escucho el sonido de la puerta ser levemente golpeada varias veces.
—Adelante—digo sin dejar de ver mi computadora.
La puerta se abre y entra mi nueva asistente. Conny. La chica es baja, de cabello castaño y ojos negros, este día lleva puesto un vestido recto de color azul marino y zapatos bajos.
—Tiene un correo nuevo señor Firtz—dice entregándome unos sobres.
—Gracias.Tomo los sobres y los miro. La mayoría son pagos como del agua y luz del edificio, hasta que veo una carta color rosa claro. No tiene nada escrito en el sobre, frunzo las cejas y lo abro. Pero antes de leer la carta, alzo el rostro. Conny sigue parada frente al escritorio, mirándome con ojos de cordero degollado.
—Es todo Conny.
La chica parpadea, saliendo de su shock y sonríe sonrojada.
—S-si—asiente y sale de mi oficina.
Que chicas. Niego con la cabeza y abro la carta. Mi corazón se acelera al reconocer la caligrafía. No puede ser.
Querido Jonathan,
Creo que por mi forma de escribir sabes perfectamente quien soy, así que te quiero decir que tengas un feliz cumpleaños.
Pronto llegara tu regalo.
Marisol.
Bajo la carta anonadado. No puedo creer que tenga el descaro de contactarme de nuevo. Mas que rabia siento odio. Tomo la carta entre mis manos y la arrugo, hasta formar una bola de papel, tirándola al bote de basura. Respiro hondo, tranquilizándome. Cojo el celular y marco el número de Ana. A los dos tonos contesta.
—¿Que pasa hermano?
—Marisol acaba de enviarme una carta.
—¿Que ella que?—susurra sorprendida.— ¿Pero que te dijo?
—Nada importante—paso una mano por mi cabello.— Solo me mando felicitaciones y diciendo que pronto llegara mi regalo.
—Espero que solo sea un postal.
—Esto es serio Ana—digo molesto.
—Si lo siento—suspira de el otro lado.— No te preocupes, de seguro solo lo hace para fastidiarte.
—Aunque así fuera ¿cómo sabe donde trabajo?Mis nervios aumentan. Se que es estupido que mis emociones (malas,aclaró) regresen solo por un escrito suyo.
—Bueno, tal vez por el periódico. Te recuerdo que en la inauguración del nuevo edificio de la empresa saliste tu y Vannia en una foto. Pudo haberla visto.
—Y ahora quiere joderme la vida—concluyo.
—Correcto.¿Esto no puede ser peor? No puedo dejar que Katia la vea. Seria un dolor horrible para mi niña si vuelve a ver a su madre.
¡Dios, que haré!—Pero no te preocupes—dice Ana notando mi paranoia.— No dejare que se acerque a la niña.
—Gracias Ana.Cuelgo. Recargo los codos en el escritorio, y juego con el celular en mi mano, mientras pienso en que querrá decir con eso de "pronto llegara tu regalo" No quiero volver a verla, y por el bien de mi hija ella tampoco debe verla. No se como reaccionara Katia al verla de nuevo. Y la verdad eso me asusta mas que cualquier cosa. Marisol siempre ah sido buena mintiendo. Y no dudo en que pueda lavarle el cerebro a mi hija, poniéndola en contra mía. Por eso nos alejamos de España y venimos a México. Un lugar tan lejos de ella donde no nos encontraría... Ahora veo que no nos fuimos lo suficientemente lejos.
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El sabor del Placer
Teen FictionVannia, una chica de 17 años extrovertida, inteligente, inmadura y alocada entra a una gran empresa de ayuda judicial. Ahí conocerá lo que es la pasión, el sexo y el amor. Pero no todo es color rosa para la historia de Vannia. Oscuros secretos y un...