¿Final?

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Vannia.

Menos mal que Jonathan me entendió, la verdad no sabia como decírselo. Son tantas emociones acumuladas en mi cuerpo, de nuevo he caído en el agujero negro pero está vez no pienso soltarme del borde, no quiero hundirme, no quiero perderme ahí.
Dejo que todo mal pensamiento salga de mi cabeza y salgo a la sala, debo hacer como que no oí nada, conociendome explotare y terminaré peleando con mi madre.
Tomo las bolsas de compras y me acerco con mi familia, aprovecharé que todos están en la sala.

—Traje regalos— digo sentandome en la sala.

Empiezo a sacar la ropa de la bolsa y les entrego una por una.
Primero, un vestido color carmín a mi madre, un short y blusa corta a mi hermana (la muy exhibicionista), unos pantalones y playeras a mi hermano pequeño y un chal muy lindo a mi abue.

—¡Esta precioso!—dice mi madre mirándose en el espejo de cuerpo completo.
—Me gusta, hermana—dice Ancel
—¡Me veo tan genial!—exclama mi hermana posando para el espejo.
—Ok, se emocionan—digo riendo.

Mi madre se gira a mi.

—¿Como pagaste todo esto mi amor? Este vestido debió costarte una fortuna.
—Algo así—me encojo de hombros.—Solo es un detalle.
—Aun así gracias—dice mi abue.
—Pero aun no has dicho como lo has pagado—insiste mi madre.

Dios, ¿no se puede conformar con solo saber que lo compre? Me muerdo el labio.

—Jonathan me dio una tarjeta de crédito.
—¿¡Que?!—grita mi madre y mi abue al mismo tiempo.

La única diferencia es que mi abue se ve sorprendida y mi madre molesta. Ay no, aquí viene el regaño.

—Vannia no puedes aceptar ese tipo de cosas—me regaña mi madre.
—¿Por qué no? Es mi novio.
—Ay por Dios—dice alzando las manos exasperada
—No tiene nada de malo Erika—dice mi abue.—Es su novio, malo que fuera una amigo o equis cosa.
—Ademas.— agrego.— No es como que yo se lo pidiera, él me la quiso dar por qué quiso.
—Tu no terminas de entender que todo regalo tiene un precio al final.
—¿Cómo qué? ¿Pedirme que me acueste con él? Por favor, como si no lo supieras ya.
—¡¿Pero que dijiste?!

Ruedo los ojos. Estoy tan molesta con ella que no me importa lo que diga, si quiere pelear, pelearemos.
Mi abue se levanta y alza una mano deteniendola, mi madre está roja de la furia.

—Erika por favor...
—¿No ves como me contesta? ¿Cómo me habla?— le dice a mi abue.— ¿Que se cree está estúpida chamaca?
—No entiendo cual es tu problema mamá— digo sin siquiera mirarla.— Es mi vida. Jonathan jamás me ha hecho nada malo, ni a ustedes. En poco tiempo seré mayor de edad y no podrás hacer más, así que, ¿Que te quita?
—No entiendes que está mal—dice.— Esa relación no va a durar, no funcionará. No eres un adulto, eres inmadura, impulsiva, exagerada...
—... Y ¿Loca no? O no, ¿Cómo dijiste? ¿Tengo problemas psicológicos? ¿¿Qué tanto más quieres herirme?
—Y exagerada. Por Dios.

Ella se gira y sube más escaleras hacia su habitación, como siempre huyendo de los problemas. Respiro hondo y paso las manos por mi cabello, ella no entiende.
Mi abue suspira y se sienta de nuevo. Creo que vemos arruinado la bonita convivencia. Mi madre puede ser una persona excelente, pero cuando discutimos y ve que no va a ganar o no tiene la razón termina por decir cosas como "Lárgate a tu habitación" "Ya no te quiero ver, vete" "Estás loca, ya cállate"  Siempre queriendo evadir mis cuestionamientos.

—Y... ¿Como te fue en el cumpleaños de Jonathan hermana?—dice Mitzy sentándose al lado mío.
—Bien enana—Suspiro.
—¿Te trato bien su familia?—pregunta mi abue.
—Si, son muy amables conmigo.
—Que bueno. Mas les vale por que si no—cierra su puño y lo estrella contra su otra mano que tiene la palma abierta.
—¡Abue!—exclamo.
—¿Que? Nadie se mete con mis niñas.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2023 ⏰

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